Apariencias...

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Alma nunca imagino que la muerte tuviera un palacio, sirvientes y que incluso trabajara tanto para el cielo como para el infierno, as8i como no imagino que había reglas que seguir y estas eran un tanto complicadas en ocasiones y lo sabría de un mo...

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Alma nunca imagino que la muerte tuviera un palacio, sirvientes y que incluso trabajara tanto para el cielo como para el infierno, as8i como no imagino que había reglas que seguir y estas eran un tanto complicadas en ocasiones y lo sabría de un modo que no le agrado en lo mas mínimo.

En los días siguientes se fue informando de las cosas que sucedían y de cuáles eran sus obligaciones y mientras más permanecía allí, mas su mente iba olvidando los detalles de su vida anterior, algo que la perturbaba pero contra lo que intentaba luchar día con día.

Salía poco de su palacio, solo a encargarse de las cosas a las estaba asignada y desde la primera vez, cuando le toco llevarse su primera alma, pensó que era un trabajo que no podría hacer jamás pero no fue así. Ya que era como si dentro de su ser todo se congelara, no tenia sentimiento alguno e ir en busca de las almas solo se trataba de rutina, como si ella dejara de ser ella y su consciencia se silenciara hasta quedar en total silencio.

El verdadero conflicto para ella residía en los dos hombres que siempre la rondaban: Lucifer y Jeremy.

Jeremy con sus alas blancas ocultas, con su mirada penetrante y si sonrisa confiada, con ese aire de sensualidad recorriéndolo de los pies a la cabeza, ese algo especial que la llevaba a imaginarse entre sus brazos, con sus labios húmedos sobre los suyos, con ese modo de tratarla, como si fuera una niña a la que debían proteger. Y Lucifer, con su aura oscura rodeándolo, con la mirada más oscura aun, más atrayente, con esa imperiosa necesidad de sentirlo tocándola, como la llama que arde ante ti y sabes que no debes tocar, porque de hacerlo te puedes quemar, pero que aun así deseas, ansias. ¡Necesitas tocar!

Se sentía entre la espada y la pared.
Jeremy por un lado, Lucifer por el otro. Ambos estaban sacando provecho de ella, ambos deseaban algo de ella...sin embargo, no podía evitar desear y ansiar ha ambos.

Para no olvidar del todo su yo verdadero, Alma decidió tomar notas en un libro, dejando de lado las inquietudes que Lucifer y Jeremy despertaban en ella, busco centrar su atención en esos detalles que no quería perder. Los nombres de sus hermanas, su vida junto a ella, el engaño de la muerte, el deseo de venganza, el hecho de que usurparon su lugar, el juego en el cual ella era una ficha clave y sobre todo que debía investigar el pasado que nadie le quería contar sobre si misma. Todo cuanto pensó le ayudaría a recordar lo escribió en ese libro que mantenía oculto de todos. Casi por instinto sentía que debía mantener el secreto, que todos los que la rodeaban esperaban que olvidara de una vez su pasado, en especial Laiz.

Ese muchacho se la pasaba pegado a ella como un sabueso, a veces pensaba que si utilizara el baño seguramente la seguiría hasta allí... el modo en que la miraba fijamente cuando pensaba que ella no lo notaba, la perturbaba como la atendía, listo a cumplir hasta el mínimo detalle, hasta que en verdad llegaba a incomodarla mucho, pero aunque él fuera como su perro sabueso, también sentía en lo profundo de su ser, que no había nadie más fiel que Laiz y que pasara lo que pasara podría contar con el siempre.

El retorno de la reina infernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora