Capítulo 13

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—¿Qué tonterías estás diciendo Denki?

—¡Lo digo en serio! Vamos chicos, es muy extraño. Si lo hubieseis visto os daríais cuenta.

Los cuatro negaron, sobre todo Kirishima, que se acercó y revolvió el pelo de su amigo con una sonrisa.

—Has leído demasiadas historias muggles Denki. El profesor Kind nos da clase de Defensa contra las artes oscuras, y es un auror. ¿Por qué mataría al señor Shimura? No tiene sentido.

—Pero...

—Déjalo ya —Mina suspiró, sentándose en un sillón seguida de Bakugo—. El profesor Kind es uno de los dos buenos profesores que hemos tenido.

—Bien, pero yo sé lo que digo —El rubio se sentó enfadado en el sofá, y pronto tuvo a su gato en su regazo.

Kirishima vio a su amigo, que realmente estaba seguro de lo que decía. Pero no comprendía nada, ¿por qué decía eso de la nada? Hasta hace unos días le había gustado su profesor, como a todos.

Se sentó al lado de Bakugo, que le miró extrañado. Eijirou le sonrió y el cenizo desvió la mirada para que el pelirrojo no viese que igual estaba sonriendo.

A la hora del almuerzo, cuando llegaron al Gran Comedor, no vieron a Fourth Kind por ningún sitio. Kirishima notó que su amigo estaba nervioso, pero no dijo nada.

Comieron tranquilamente, intentando no tocar el tema de la muerte de Shimura. Ninguno quería arruinar el buen ambiente que había entre ellos. Estaban comiendo los cinco, como siempre había sido, así que trataron temas graciosos.

Eran adolescentes, deberían preocuparse solamente por los estudios, nada más. Eijirou apreció que sus amigos no dijesen nada fuera de lo normal, y poder comer junto a Katsuki. Algo que llevaba algún tiempo sin poder hacer.

Pero había una espinita dentro de él que no se iba, y después de la comida fue al despacho de Toshinori, su director. Sólo quería escuchar que no pasaba nada, y que ya tenían al culpable.

Una vez estuvo frente a la puerta fue a tocar, pero escuchó una conversación entre varias personas.

—Hay que suspender el festival, Christopher.

—No puedo hacer eso Toshinori, la gente comenzará a alterarse. Ese hombre habrá muerto por casualidad.

—Sabes tan bien como yo que sus seguidores están actuando. Hace apenas unas semanas pudiste comprobar que los Monoma hacían llamadas extrañas. Hay muchos mortífagos sueltos.

—Los Monoma no están de su lado Toshinori, ¿cómo puedes insinuar si quiera algo así?

Kirishima pegó su oído a la puerta, sin poder creer de lo que se estaba enterando. ¿Acaso el director pensaba que era cosa de los mortífagos? Pero All For One estaba muerto, no tenía sentido.

—Señores creo que esta conversación ha dejado de ser privada.

La voz de Fourth fue lo último que escuchó antes de que la puerta se abriese y los tres adultos se le quedasen viendo.

—Ah, Kirishima, me alegra verte. El ministro ya se iba. Quédate aquí y en seguida regreso para atenderte. —El director le habló con su tono afable de siempre, y salió del despacho con Skyline.

Kind se le quedó mirando, y salió también rascando su cuello. Kirishima miró a su alrededor, el despacho no había cambiado en absoluto desde que estuvo allí en segundo año. Los mismos libros parecían adornar las estanterías, y los cuadros de antiguos directores le miraban de forma curiosa.

Eijirou Kirishima y el Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora