Capítulo 14

341 58 264
                                    

Kirishima iluminaba el camino con su varita. Hacía unos minutos habían anunciado que el último campeón había entrado en el laberinto.

Estaba muy nervioso, quería encontrar la copa, pero ese maldito laberinto le confundía. Había tenido que inmovilizar a algunas pequeñas criaturas mágicas, y escapado de los setos, porque cada cierto tiempo cambiaban de sentido y era realmente frustrante.

Hacía lo que el profesor Kind le había dicho, ir a la derecha todo el tiempo. No podía ir en otra dirección de todas formas. Se concentraba en no encontrarse con otro campeón, porque no sabía si debían luchar o pasar de largo. Era todo muy confuso, y no le ayudaba a relajarse.

Escuchaba el ruido que hacían los espectadores desde las gradas, así que trató de alejarse. Cuanto más se adentrase en el laberinto más cerca estaría de la copa, estaba seguro.

Utilizó un hechizo para guiarse, y que le iba indicando dónde estaba la salida, por lo que sabía por dónde no debía girar. No se acordaba si debía ir primero recto y luego izquierda o al revés, así que se guió por su instinto.

De pronto, escuchó un grito cerca de él. No sabía si sería una trampa, pero corrió hacia ese sonido y se encontró a un dementor, que estaba atacando a Hagakure. La joven no había tenido tiempo de defenderse, y Eijirou no pudo simplemente dejarla allí.

—¡Expecto Patronum!—Un bello ciervo expulsó al dementor de allí, y Kirishima se acercó a su contrincante. La joven estaba completamente desmayada, así que el pelirrojo lanzó unas chispas rojas hacia el cielo, y pronto estuvo allí la profesora Kayama.

—Hola Kirishima, vamos sigue yo me ocupo de ella, no debes perder el tiempo.

Le sonrió y el chico continuó con la prueba, guiándose todavía con el hechizo. Cada vez notaba el aire más pesado, y eso parecía una buena señal. Debía estar cerca de la copa, y eso le emocionaba.

De pronto, se topó con algo, que casi le hace caerse de espaldas. Bakugo estaba en el suelo, pálido y con el diario de Norel Alfon en la mano. Por un momento su cuerpo fue hacia su amigo, pero recordó que eso no era posible. El diario estaba destruido, ya no podía hacerle daño al rubio.

—Un Boggart... ¡Riddíkulo!

La imagen del rubio se fue, pero Kirishima no podía moverse en absoluto del sitio donde estaba. Ver a su amigo prácticamente muerto le había causado un shock emocional, y temblaba ligeramente.

Trató de apartar ese tipo de pensamientos de su mente, porque de sólo imaginar a Katsuki o a alguno de sus amigos muertos...

—No, vamos Eijirou. No va a pasar nada, All For One no está y sus seguidores no se encuentran en libertad.

Se puso en pie y siguió caminando por el laberinto, hasta llegar a una parte en la que una ligera niebla se extendía. Al fondo del pasillo, vio una cosa resplandecer, y se dio cuenta de que era la copa del torneo.

—¿Kirishima?

Se giró y vio a Shinsou, ligeramente malherido y con una expresión de cansancio. El pelimorado le notó nervioso, y lo comprendió al ver la copa, a una larga distancia de ellos.

Se miraron unos segundos antes de comenzar a correr, tratando de echar al otro hacia atrás a base de empujones. Ninguno quería dejar ganar al otro, a pesar de que estaban con un pequeña amistad, seguían siendo rivales en ese momento. Y Eijirou no pensaba dejarse vencer por un chico mayor que él.

Llegaron los dos a la vez, y trataron del coger la copa, agarrándola cada uno por un asa. De inmediato, Kirishima notó cómo se mareaba, y cerró los ojos con fuerza.

Eijirou Kirishima y el Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora