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Después de la segunda guerra mágica, regresando al castillo para terminar su ultimo años escolar, graduándose con honores como la mejor bruja de su generación y heroína de guerra, de forma inmediata Hermione comenzó a trabajar como secretaria del jefe del departamento de regulación y creación de leyes mágicas, tuvo la propuesta para ser aurora pero esta la rechazo, desde pequeña su deseo de ayudar a los mas necesitados estaba presente y ello no iba a cambiar, si bien podía ayudar a mejorar el mundo mágico siendo una auror, el poder crear leyes expandía el horizonte.

 - Señorita Granger ¿Ya están los informes solo la regulación de los dragones en Escocia? - la voz exigente y apresurada del señor Lackedon, su jefe, hizo dar un salto a la castaña que tenia toda su concentración en los pergaminos que estaba revisando sobre las leyes de trabajo de los elfos domésticos, la chica miro algo asustada al hombre calvo y regordete que aun esperaba su petición en la puerta de la oficina, vio hacia la ventana notando que ya había amanecido, no había salido de la oficina desde la noche anterior y su cabello alborotado, las tazas de café vacías y semivacías por la oficina la delataban - los pergaminos que le pedí señorita Granger. 

La voz exigente del hombre le hizo salir del trance al cual había entrado, ya tenia una advertencia sobre quedarse toda la noche trabajando pero en su defensa esta vez no había sido culpa suya, quiso quejarse sobre el exceso de trabajo que era crear los códigos sobre la regulación de crianza y uso de dragones el Escocia pero solo anduvo por el estrecho lugar lleno de libros y mas pergaminos. 

- Voy señor - respondió la chica, su mente no encontraba los dichosos papeles que termino la noche anterior ¿Quién iba a suponer que trabajar con leyes mágicas seria fácil? pensó con sarcasmo , ha trabajado como loca por casi tres años en el departamento estudiando leyes y formulando algunas, que no se han tomado en cuenta por el momento pero seguiría luchando  - ¡esta aquí! - grita con victoria mostrando los pergaminos que entrega su jefe, próximo ex jefe en las manos, el hombre la mira con recelo, analizando si aun era buena idea el retirarse o no. 

- Si desea el ascenso mas le vale cuidar un poco mas de su apariencia, una jefa de departamento debe de actuar, pensar y verse bien -  Hermione avergonzada trata de planchar con las manos su arrugada falda y alisar su cabello que bien podría hacerlo con ayuda de la varita, el señor Lackedon sale de la oficina no sin antes mirarla de nuevo, con una sonrisa en los labios. No, la chica lo haría bien, había sido testigo de la capacidad que posee durante tres largos años, aun cuando le dio tareas difíciles pensando que al ser una heroína seria alguien presuntuosa - ¡Mucha suerte señorita Granger! - grito el mayor en medio del pasillo, provocando una sonrisa y sonrojo en Mione.  

Al cerrar la puerta de la oficina pudo verse en el espejo que tenia, tenia razón el calvo, era un desastre andante, ropa arrugada, el cabello enredado y el poco maquillaje que solía usar corrido, sus ojos parecían los de un mapache, buscando entre el montón de documentos encontró la varita, la giro sobre ella eliminando las arrugas del traje y con un accio convoco la cosmetiquera, si bien podría volver a usar la varita no lo hizo, el uso de magia para todo le parecía excesivo y el poder hacer algunas cosas al estilo muggle le hacia sentir mas conectada con esa parte suya. 

Solo con un movimiento de varita limpio su rostro y se puso frente al espejo abriendo la bolsita, saco un peine y una base de maquillaje, después de cepillar su cabello que necesitaba una lavada se coloco un maquillaje ligero que completo con un labial algo mas intenso de lo que solía usar, sonrió a su reflejo satisfecha con el resultado, tomo los tacones que estaban cerca la silla, en el momento que termino de ponérselos el reloj comenzó a sonar, lo miro la hora del anuncio del nuevo jefe del departamento de leyes mágicas seria anunciado en la sala de audiencias de supervisión y aprobación. 

[...] 

Draco Malfoy, el rubio presumido y engreído del colegio no había cambiado, si bien ya no era un desgraciado no dejaba de ser orgulloso y vanidoso, prueba de ello era que estuvo frente al espejo por largo rato pidiendo que cambiaran la corbata hasta que estuvo satisfecho con su apariencia. 

You are my destiny (ADAPTACION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora