Capítulo Seis

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Andrew

No importa cuanto pase desde la tormenta,

siempre lo recordarás.

J. R. Ariadna

30 de diciembre.

Falta un día para fin de año. Acabar esta etapa y comenzar la siguiente. Comenzar un nuevo libro, utilizando las frases hechas de mi profesión. Me emociona. Siento eso mismo que sentía de pequeño cuando esperaba impacientemente a que papá Noel dejara los regalos debajo del gran pino adornado con bolas y cintas rojas.

Comienza un año donde no tengo que seguir con lo que no me gusta y por fin dar un paso más allá para ser mejor persona.

Me termino de acomodar el jersey. Hemos quedado en ir a cenar la última noche en Nueva York antes de volver. Es comer e irnos porque el vuelo sale a la una y media de la madrugada, son las ocho y media de la noche. Demasiado tarde para cenar, pero Stephen cena a esta hora o más tarde. Dice que cenar antes no se denomina cena, sino merienda

Le he dejado que se quedara con el baño para que se acicale mientras yo me quedo en la habitación.

Me peino con los dedos hacia atrás. Hoy no uso ni fijador, ni laca ni me peino hacia atrás como acostumbro hacer.

Hoy llevo el pelo revuelto, dejando caer algunos mechones sobre mi frente. Llevo un jersey color crema con unos tejanos claros bastante cómodos. Ya no tengo que ir perfecto para aparentar e imponer. Ahora puedo ir como cualquier persona de mi edad, o más joven incluso.

Chequeo el teléfono, deslizando la pantalla sin hacer nada en concreto, observando siempre la misma foto. Es Grace dormida cuando estábamos en Ucrania. Sale preciosa, desnuda, aunque solamente de cintura hacia arriba. Está boca abajo dejándome ver su hermosa espalda mientras que la manta corta cualquier otro tipo de visión. Su pelo rojo intenso esparcido por toda su almohada.

De repente mi teléfono comienza a sonar. Es un número desconocido.

Frunzo el ceño antes de descolgar y llevarlo a mi oreja. Espero pacientemente a que alguien me conteste, pero solo se oye una respiración. Una respiración muy peculiar.

Me centro en prestar atención. En escuchar todos los sonidos que provienen del altavoz. Un maullido.

Lo sabía.

—¿Grace? ¿Eres tu cariño?

Sé que es ella. Luke la ha delatado, aunque tampoco tenía dudas después de oirla respirar. Conozco cada centímetro de su ser, y eso incluye sus pulmones.

No contesta, pero es normal. Tiene que sentir miedo ahora mismo. Joder. Yo también lo siento. Tengo miedo de volver a escuchar su voz y ver como se activa mi cuerpo.

La intento convencer de que vuelva conmigo, de que me perdone todo lo anterior y me de, esta vez si, la última oportunidad de estar con ella y ser feliz, pero me cuelga antes de poder convencerla.

Me ha colgado el teléfono.

La pequeña Grace me ha dejado con la palabra en la boca.

En vez de enfadarme, tal y como sería mi reacción normal dejo escapar una sonrisa. No estoy enfadado por esto. Al revés, me siento orgulloso.

Antes no habría hecho nada parecido, pero no solo a mí. A nadie. Ahora se ha vuelto más fuerte y eso me deja tranquilo, porque sé que no confiará en la primera persona que pase por delante y menos dejará que nadie juegue con ella.

Estoy orgulloso de mi pequeña, aunque eso haya significado tener que hacer algo horrible y que se aleje de mí.

No puedo creer todavía las cosas tan feas que le dije. Habíamos bebido, estaba enfadado por dejarnos atrás y el doble de enfadado por verla beber.

Pasión Desenfrenada (COMPLETA) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora