lips to divide up│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻

🌹║01

En algún lugar de Seúl, la noche era fría y escandalosa en la zona de los barrios. Los bares estaban llenos de gente moviendo sus cuerpos al ritmo de la música. Bebidas, gente besándose o teniendo sexo pasajero en los baños del lugar. El sudor, humo y alcohol reinaban en el bar esa noche.

Todo y un chico parado en la puerta del bar. Vestido con un jersey blanco y unos pantalones azul claro. Su cabello rubio claro hacía que su piel pálida resaltara. El chico ignoraba las miradas que caían sobre él.

—Chico lindo ¿Quieres dar una vuelta?

El rubio dio media vuelta y miró atentamente al hombre, borracho, que estaba frente a él. No es que le importase, pero no deseaba acercarse al hombre en estado de ebriedad. Apestaba a humo y alcohol.

—No gracias. Paso esta noche.

El hombre tropezó y Ten se alejó un paso de él. Chocando de paso con otro pecho. Se giró y vio a un par de chicos altos y con ropas negras.

—Mira que nos trajo Santa Claus. Los chicos lindos siempre se pierden por estos rumbos.

Ten dio un paso atrás, negándose a dejar que ellos vieran su rostro asustado. No se dejaría intimidar por un par de chicos vestidos de negro y con actitud de idiotas. El no era un niño asustadizo.

—Paso esta noche, estoy esperando a alguien.

El más alto de los dos, dio un paso al frente y se inclinó ligeramente para quedar más cerca del rostro de Ten. Entrecerró los ojos y sonrió por unos segundos.

—¿Quieres un poco de sexo gratis en el baño del bar? —Ten ahogó un jadeo indignado ante tal proposición.

Él sólo estaba esperando a que Doyoung terminara algunos asuntos con un chico dentro del bar. Ten creía tener una ligera idea de lo que podía estar haciendo su mejor amigo, pero prefería no pensar en ello y concentrarse en el idiota que tenía frente de él.

Ten casi pudo a ver visto su mano sobre la mejilla del chico moreno que le sonreía con descaro. Ignorando su furia y las ganas de arrancarle el arete de sus orejas, le regresó una sonrisa coqueta.

—¿Te parezco fácil? —el chico tras el moreno arqueó ambas cejas, sorprendido por las palabras del rubio.

—¿Tengo que responder aquello? —Ten mordió el interior de su mejilla.

—Quizás lo sea. Pero jamás contigo.

—Todos dicen eso al principio.

—¡Já! Lo mío es en serio. Grábatelo bien.

El moreno lo miró molesto por unos segundos. Ten decidió huir antes de que fuera tarde. Terminar entre las sabanas de un chico promiscuo no era su plan de los viernes. El sexo pasajero no iba con él.

Dio media vuelta y se encaminó a su jeep estacionada en la esquina del local. Apretando los puños con fuerza mientras ignoraba los hombros con los que chocaba cada segundo. Así como ignoraba a las parejas adheridas a las paredes del local.

Antes de llegar a su camioneta, unos fuertes brazos lo rodearon por la espalda y apresaron rudamente su cintura. Ten sintió una ola de miedo traspasar su cuerpo. Negándose a mostrarlo, se quedó quieto y en espera de algún movimiento por parte del otro.

—Hay una almohada con tu nombre en mi cama.

La voz del moreno resonó en su oído. Ten atrapó las manos del moreno, las cuales estaban unidas en su cintura. Esta vez no habían sonrisas de por medio en ninguno de los dos, sólo una incómoda atmósfera.