O1: Los Kim

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—¡Será mejor que me devuelvas eso de inmediato, conejo! —exclamo Hoseok mientras seguía enfocado en perseguir a su hermano menor.

—Cuando pases por mi cadáver —Yoongi rodo los ojos siempre era lo mismo con esos seis alfas.

Hace ya más de tres años que la mudanza se llevó a cabo, el vecindario era tranquilo, todos saludaban a todos, podías recibir periódicos matutinos, y el correo llegaba a salvo a las casas, pero desde la mudanza de los Kim, todo se había vuelto una completa pesadilla, Yoongi lo sabe, todos sus vecinos lo saben.

El día de su llegada había sido uno inesperado, el recuerdo estaba más claro que el agua, era una mañana fría del trece del segundo mes del año, cuando dos enormes camiones de mudanza se habían estacionado en la casa de enfrente, Yoongi lo recuerda muy bien, pues estaba despierto y preparándose para ir a su trabajo de medio tiempo en el restaurante de la señorita Gim, recuerda haber abrochado el ultimo botón de su camisa para acercarse a la ventana y observar los camiones de mudanza, de los cuales salían los trabajadores y dos chicos que no llevaban ni siquiera la vestimenta que indicase que se trataban de personas que ayudarían con la mudanza.

Al principio Yoongi pensó que se trataría de dos nuevos vecinos, nada más, la calma seguiría en el lugar por lo visto, pero pronto su tranquilidad se esfumo al ver otro automóvil, una camioneta de color beige se acercaba y se estacionaba más adelante, por supuesto, el omega no se consideraba un chismoso, pero por alguna razón su vista no quería despegarse de las personas que pudiesen salir del vehículo recién llegado.

Y allí lo vio, un hombre de mediana edad, y una mujer, seguramente los padres de aquellos dos que estaban indicando a los ayudantes de la mudanza en donde irían las cosas, parecía que con esas pocas personas no pasaría nada, Yoongi estuvo a punto de dejar de lado todo ese tema, se trataba de una familia promedio, nada fuera de lo común, pero antes de que pudiera siquiera alejarse de la ventana, unas risas se llamaron la atención, haciéndolo regresar a su posición original para ver lo que sucedía, y allí lo vio, uno más, y otro, ¡y otro!

Yoongi abrió los ojos en grande al ver a tantos chicos salir del vehículo, y los fue contando, uno, dos, tres... ¡seis! Yoongi sabía de familias grandes, pero esto era ridículo para él, la familia más grande en el lugar era de una pareja y sus diez gatos, los cuales eran fastidiosos, pues a veces se paseaban por las calles y terminaban en su casa solamente para hacer sus malditas necesidades en el jardín o en el techo, odia que eso pase, más porque él es quien se encarga de limpiar ese desastre, sacudió su cabeza dejando de lado los pensamientos de los deshechos de los gatos, para volver a ver lo que acontecía justamente frente a sus ojos.

Pudo ver claramente todo, nuevos vecinos, una enorme familia, demasiado grande para su gusto, a decir verdad, pero esperaba que fueran tranquilos, tal y como los otros vecinos de alrededor.

Por supuesto, no fue posible para Yoongi, no había pasado ni una sola semana cuando esos seis hicieron su primer desastre, por supuesto Yoongi se había enterado que dos de esos seis habían decidido que era una buena idea colocar un poco de tinte azul al gato de la señora Chen, una muy mala idea, no hubo demanda, pero definitivamente no era grato ver pasear a un gato que antes era blanco ahora estar pintado de azul por la calle.

—¡Hola, Yoon! —se encogió de hombros al escuchar la escandalosa voz de Kim Hoseok—. ¿Cómo estás?

—Hola... —respondió entre dientes, miro en dirección a la casa que ahora habitaban esos revoltosos, Jungkook estaba con Hoseok, miro las manos de ambos, ¿esos eran guantes de jardinería? Yoongi no debía meterse en los asuntos de esos chicos, lo sabe—, adiós...

—¡Hey! —y otra voz se escuchó, miro al frente, encontrándose con Kim Taehyung, quien tenía en sus manos un montón de raíces demasiado gruesas—. ¿No quieres unirte a nuestras tareas domésticas?

—¿Por qué querría yo unirme?

—Porque será divertido —comento esta vez Jimin, quien llegaba detrás de Taehyung, quien tenía las manos sumamente llenas de tierra.

Definitivamente no quiere saber lo que están a punto de hacer con esas raíces, y mucho menos con los guantes, seguramente algo saldrá sumamente mal.

—Lo siento, pero tengo muchas cosas que hacer —menciono Yoongi, necesitaba una mejor excusa, pero por el momento eso bastaría, o eso esperaba—, me tengo que...

—¡¿Quién puso este maldito ratón en la cocina?! —la exclamación de Seokjin se escuchó demasiado alta, Yoongi aseguraba que seguramente se había escuchado por todo el estado.

—¡Nos descubrieron! —comento Jungkook para después salir corriendo a esconderse en otro jardín.

—Corran antes de que sepa que fuimos nosotros —y así fue como los otros desaparecieron de su vista.

Yoongi parpadeo un par de veces antes de negar con la cabeza, no se imagina como ha podido soportar por tantos años a esos chicos, es horrible, pero al menos no vivía en esa casa, por lo que podía apreciar todo era un desastre allí dentro.

Ahora lo que necesitaba era regresar a la paz y tranquilidad de su habitación, mientras se dedica a leer un par de libros y quizás ver un poco de televisión, nada mejor que vivir en casa de los Min, sí señor.

¡Los Hermanos Kim!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora