CAPÍTULO 3

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__:Si estuviese sobria diría que no -sonrió y tomó su mano-
X: Te prometo -la tomó de la cintura y la apegó a su cuerpo- que aunque estuvieras sobria, aceptarías bailar conmigo, preciosa -sonrió-
__:Y... ¿Cómo estás tan seguro? -acercó su mano al rostro del chico y acarició su labio inferior con su dedo índice-
X:¿Acaso no te gusto? -bajó sus manos a sus caderas-
__:Eres sexy... -él sonrió- ¿Eso cuenta?
X:Claro que cuenta, preciosa -se acercó a su rostro y mordió su labio inferior-

...

Una botella más, la música demasiado fuerte y las luces de colores inundaban la discoteca.
Sus cuerpos se movía y rozaban.
El aliento de ambos chocaba en la boca del otro, algo de menta, tequila y hierba buena.
Sus rostros estaban demasiado cerca, sus ojos estaban conectados y sus narices rozaban.
Él giró un poco su rostro y unió sus labios con los de ella.
El beso era muy sensual, las lenguas de ambos jugaban entre sí, sus alientos se mezclaron y las manos de ambos, viajaban por el cuerpo del otro.
Antes de separarse por completo del beso, ella mordió su labio inferior con algo de fuerza y él jadeó.

X:Vámonos de aquí, preciosa... -se acercó a su rostro- quiero ver si eres igual de ruda en la cama -mordió el labio inferior de __ y ambos sonrieron-

Mientras caminaban hacia la discoteca, ella sacó su celular para decirle a Roxanne que iba a irse de la discoteca.
Vió su mensaje de "Conocí a un chico, ¿Hablamos mañana?" Y guardó su celular.
Al salir de la discoteca, subieron al auto del chico.
El volumen de la radio estaba alto y la velocidad a la que conducía, era demasiado rápida.
Si no fuese un excelente conductor aún cuando está ebrio, es posible que ahora, ambos estarían llenos de sangre en un hospital.
Ambos estaban en silencio, solo se podía escuchar la fuerte música que él había puesto.
Después de un poco, llegaron al edificio del chico.
Bajaron del auto y él tomó su mano, ambos entraron al edificio y entraron al ascensor.
Cuando el ascensor se cerró, él la tomó de la cintura y sus labios se unieron en un salvaje beso.
Ella subió sus manos a su pecho, comenzando a desabrochar los primeros botones de su camisa azul marino.
Las manos de él, recorrían su cintura, su cadera, su espalda y su trasero mientras la apegaba a la pared del ascensor.

TÓXICO || CHRISTOPHER VÉLEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora