Capitulo 4:

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A los 3 días, el hombre del arma había vuelto al bar, a lo cual en cuanto lo vi, fingí demencia e intente huir estratégicamente del bar, pero mi jefe me atrapo en cuanto iba a llegar a la puerta, así que tuve que valientemente enfrentarlo.

Con mi dignidad por los suelos, iba a rogar por mi vida y por decir estupideces, que besaría el piso que pisaba si no me mataba, y que un honorable señor como él no debería ensuciarse las manos matando a un gusano como yo.

Antes de que pudiera abrir la boca, el hombre del arma puso en la barra dos mochilas deportivas.

—Perdí—Anunció aquel hombre—Mi mujer efectivamente salía con mi guardaespaldas—El hombre empujó las mochilas de mi lado.

—¿Qué es?—Pregunte, esperando que no fueran los cuerpos mutilados de aquellas personas.

—Tus 500 mil pesos—Abrí grande los ojos y puse mis manos en las maletas, comprobando si lo que me decía era cierto.

Abrí una de las maletas y efectivamente, una de estas se encontraba llena de billetes de 500.

No pude evitar mirar al millonario de la pistola, no entendiendo el por qué me da tanto dinero.

—¿Por qué hay tanto dinero?—Pregunte casi boquiabierto, no creyendo que me lo estuviese regalando.

—¿No lo quieres?—Respondió con una pregunta.

—¡No!—Respondí rápidamente—Es solo que...—Antes de que mi bocota me traicionara de nuevo, decidí callarme. De recibir 500 pesos que eran el trato a 500 mil pesos por tan solo unas palabras pues mejor me quedo con los 500 mil—¿No cree que podrían asaltarme de camino a casa?

—Nadie va a asaltarte—Aseguró el extraño hombre del arma—Porque ahora tú eres de mi propiedad—Le reste importancia a que aquel hombre ya estaba adueñándose de mi persona y mi imaginación voló. Todo lo que voy a hacer con tanto dinero. No puedo malgastarlo sabiendo que lo necesito, debo de tener una forma para que este dinero se haga más.

Lo usare para arreglar el cuchitril que tengo por casa, y separare lo que va designado para renta, así no me echarán a la calle, incluso puedo tener dinero designado para víveres, y tener por lo menos 100 mil pesos por lo que pueda surgir de la carrera.

—¿Y no se siente mal señor? Es decir, lo que le dije no es algo bueno—El señor negó con la cabeza.

—No importa, mujeres sobran—Afirmó orgulloso de sí.

Le serví alcohol en un vaso al extraño señor y se lo puse frente a él, después de todo, el me dio tanto dinero, y el ofrecerle algo de tomar en un mal momento no está de más.

—El sábado vas a venir a una gala conmigo—El hombre decidió por mi—Me tomé la libertad de comprarte un traje—Apuntó hacía la mochila que no había abierto.

—Lo siento señor—Musité por lo bajo, prefiero no involucrarme mas de lo que ya lo hice si no quiero terminar en problemas—Ese día tengo que trabajar, no puedo quedarle mal a mi jefe—Resalte mi atuendo y le mostré mi mejor sonrisa.

—Si no te estoy invitando para que te diviertas, te estoy invitando a trabajar—El señor le dio un gran trago a su bebida—Te voy a pagar por ir, además, no creo que mi camarada te niegue un pequeño favor para salir—Me encogí de hombros, en seña de que no lo sabía.

El extraño señor chasqueo los dedos, y de las mesas que se encontraban atrás de él, se ha levantado un corpulento hombre.

El le susurró algunas cosas, y después de eso se fue. Pocos segundos después, regreso el hombre junto con mi jefe, el cual miraba con una sonrisa al hombre del arma.

Una vez mas, lejos de casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora