Capitulo 7:

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Hoy es domingo, hoy fui a comprarme una computadora para la casa. La universidad  me mando un mensaje que de requisito necesitaría una computadora para mandar mis trabajos, a lo cual objete que si pido una beca es por que no tengo dinero para gastar en ese tipo de cosas, pero como siempre, a la universidad no le importa lo que yo tenga o no tenga, diciéndome que el lunes, o sea mañana, me querían en la universidad con mi computadora para instalarle programas que necesitaría para estudiar.

Así que aquí me tienen, en lugar de estar desayunando, estoy caminando por el centro comercial con mis bolsillos llenos de dinero, esperando que nadie se diera cuenta de esto. ¿Por que no usas una tarjeta de crédito? Se preguntarán ustedes, y la verdad es que no se como voy a guardar tanto dinero en efectivo en una cuenta de banco sin que sospechen que es dinero malo, en mis condiciones, no puedo permitirme que el banco me llegase a quitar el dinero simplemente por alguna sospecha mal fundamentada.

Nunca me había dado cuenta de lo difícil que es subsistir. Las computadoras son carísimas. Yo pensé que si compraba de esas computadoras chinas ahorraría una millonada, pero hasta esas cuestan mucho. La diferencia de precio entre las computadoras chinas y las de marca ya no era tanta.

Finalmente pude conseguir una buena computadora a un buen precio. Descubrí que las personas que trabajan en esos lugares tienen un 30% de descuento en lo que sea que compraran; por lo cual le pedí a alguien que trabajara ahí que me comprara mi computadora con su descuento de empleado, y yo a cambio le daría un poco más de dinero, lo cual sería ganancia para los dos. Yo me ahorro un 28% de la computadora, y la persona que me ayuda se gana un 2% del valor de esta.

Tal vez no me lo crean, pero metiendo cupones, descuentos ya existentes, y con otros descuentos que te hacen por tener tarjeta de la tienda, la cual yo no tenía pero la persona que me ayudó si; y encima de esto restarle el 30% de esta cantidad, pude conseguir mi computadora casi regalada.

Regrese a casa feliz con mi compra, aunque regrese bastante tarde por todo lo que me tarde haciendo trueques. Me tiré en el sillón en cuanto había llegado a casa, queriéndome dormir en cuanto pude estar cómodo, pero en cambio había sonado mi celular cuando mas cómodo estaba, el cual, se encontraba de el otro lado de la sala.

Me levante con pereza para ir por mi celular, el cual en cuanto lo tuve en mis manos, respondí a quien sea que me estuviese llamando.

—Hola—Fui el primero en hablar, teniendo prisa por volver a acostarme en el sillón y dormirme o algo así.

—Hola—Habló la persona de la otra línea, el cual era Alejandro—Mañana voy a pasar por mis reportes al bar—Anuncio, dando por sentado que ya los había hecho.

—Esta bien—Respondí sin darle mucha importancia—¿Era solo eso? Podías mandarme un mensaje y ya—Me recosté en el sillón con el teléfono en la oreja, y me puse a jugar con un gancho que estaba en el piso.

—No—Respondió serio—Dos cosas más—Rodé los ojos por que el se tardaba mucho en decir lo que quería, impidiéndome descansar.

—Dime—Lo apure algo aburrido de que diera tantas largas.

—La primera es que necesito que me devuelvas el arma que te di ayer—Abrí grande los ojos al recordar que eso se había quedado conmigo sin yo recordarlo.

—Te lo devuelvo mañana—Asegure, tratando de recordar en donde había aventado ese traje y por que no me di cuenta de que esa arma seguía conmigo.

La llamada se quedó unos segundos en silencio, pero en estos, yo estaba más preocupado en cómo haría para llevar un arma a mi trabajo.

—Ya se cual es tu relación con el diputado de la fiesta—En cuanto el término esa oración, sacándome de mis pensamientos, yo le colgué la llamada, no teniendo ganas de escuchar lo que sea que me fuera a decir.

Apague el teléfono sintiéndome incómodo por lo dicho por Alejandro. Al final ya no tenía ganas de dormir; salí de la casa en busca de algo de cenar. Ya era tarde, por lo cual fui a el Oxxo mas cercano de mi casa.

Entre a este, buscando lo que sea que fuese a cenar hoy. Estaba indeciso entre unos panes de bolsa y las sopas instantáneas, ambas me parecían excelentes opciones, pero no quiero comprar las dos.

Me decidí por una sopa instantánea. La preparé ahí mismo, ya que me cobran lo mismo si la hago ahí o no, y si la preparaba ahí, podría regresar comiendo a casa.

Me encontraba pagando mi sopita, el que me atendía tenía una cara de querer irse ya a su casa, cobrándome tan solo la sopa, pero tardándose milenios. Saque de mi bolsillo unas monedas para pagar mi sopa, y mientras las contaba, pude escuchar un "Clic" atrás de mi.

Levante la cabeza, viendo a el que me estaba cobrando con los ojos desorbitados, levantando sus manos y temblando.

Giré mi cabeza para ver de qué se trataba, teniendo así un arma apuntándome a la cabeza. Abrí grande los ojos y me quite de en medio, pensando que lo que quería esa persona era asaltar el Oxxo, pero en cuanto intente quitarme de su camino, el me siguió apuntando con el arma.

Por alguna extraña razón, mi compañero de asalto se había relajado. El bajo sus manos, y retomó su postura de flojera que tenía antes, importándole poco que pudiesen matarme frente a él, ya que ahora al que le apuntan es a mi, aunque siempre me estuvieron apuntando a mi, solo que el ya no se siente amenazado.

Honestamente no sabía que hacer, solo tenía unas cuantas monedas en mi bolsillo si lo que quería era asaltarme, mi teléfono estaba en casa, y mi compañero de asalto es tan inútil que no puede llamar a la policía.

La persona en un rápido movimiento me había hecho una llave, atrapando mi cuello con su brazo y haciendo presión, y sacándome a rastras de la tienda.

Mi inútil compañero de asalto no hizo nada por detenerlo, le dijo al asaltante "que te vaya bien" y se empezó a comer la sopa instantánea que me estaba cobrando momentos antes.

Forcejee para soltarme, pero la persona no cedía, y hacía más presión en mi cuello, haciendo que mi vista se nublara y sintiera como si en cualquier momento me fuera a desmayar.

Sentía como mis pies se arrastraban con el piso. El hombre aún sin soltarme subió a una camioneta negra, la cual parecía estar esperando a que el saliera para huir de forma rápida.

La camioneta sin esperar a que cerraran la puerta ya había arrancado a toda velocidad. En lo que está avanzaba habían cerrado la puerta, lo que me puso los pelos de punta era que el que me había subido a la camioneta, no había sido el mismo que había cerrado la puerta.

Una vez mas, lejos de casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora