Miedo

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Estarás en una habitación en penumbra, en completo silencio... sin nada que interrumpa tus pensamientos... solo... Tus pensamientos, temores, traumas pasados y recuerdos olvidados comenzarán a asaltarte... ¿Quién eres? ¿para qué estás aquí? ¿Cuál es el motivo de tu mísera existencia?... cosas así vendrán a tu cabeza y no podrás hacer que se marchen, te inundarán de dudas y no sabrás qué hacer... Será entonces cuando yo, sigiloso, me acerque a ti y sin que tú lo percates me apoderaré de tu desesperación, aumentándola... ésta tornará en terror... un profundo terror que hará que nunca más quieras estar solo...


El ex-detective caminaba lenta y silenciosamente, de cuclillas por la gran ciudad, que se encontraba sumida en una oscuridad casi total, ya que algún que otro foco encendido en casas, coches, farolas... La ciudad se encontraba casi demacrada, regueros de sangre, casas abandonadas, cuerpos tirados por el suelo llenos de marcas de dientes y miembros desgarrados. Había vuelto a lo que iba a comenzar a considerar como "casa".

Unos alaridos comenzaron a sonar a lo lejos, aunque no eran humanos. Las criaturas sacadas de la imaginación de algún loco corrían de un lado para otro, peleando por los restos de los cadáveres que quedaban por ahí. Si  supieran que hay un humano vivo correrían a despedazarle y comerse sus entrañas hasta no dejar nada. Por suerte él ya había estado en aquella aterradora situación. Sebastián mira el reloj, ya que debe de haber pasado mucho tiempo desde que entró ahí. Éste seguía igual que hacía ya varios minutos.

- Mierda, se me ha roto... joder.

Un grito cercano hace que caiga de culo al suelo. Las criaturas se estaban acercando. Sebastián intenta arrastrarse hacia un coche, metiéndose debajo de éste. Las criaturas podrían matarle en un instante y é nunca volvería a ver a su hija... A los dos lados de su improvisado escondite pasan corriendo varios pies, algunos descalzos, con manchas de sangre, otros con posiciones biológicamente imposibles. El ex-detective espera pacientemente a que todos se alejen. Uno de ellos se detiene justo donde estaba su cabeza. Sebastián contiene la respiración, presa del pánico. Además de los pies, ensangrentados por correr desnudos y con una palidez de muerto, se podían ver unas piernas delgadas, huesudas, cubiertas parcialmente con ropa roída. La criatura comenzó a dejar caer lentamente su cuerpo, como un depredador acechando a su presa y listo para cazar, cuando una explosión a lo lejos llamó la atención del monstruo.  

Cuando se hubo cerciorado de que no quedaba nada acechando por ahí, Sebastián salió de debajo del coche. En cuanto se pone de pie algo el golpea fuertemente en la cabeza, casi dejándolo inconsciente. Vuelve a caer al suelo, intenta levantarse pero es sujetado fuertemente. Lo que sea que le este atacando lo levanta, y lo lleva arrastrando su pecho por el suelo, ya que el ex-detective intenta evitar rasparse la cara con el asfalto. Es llevado hasta una casa cercana, sin luces, la puerta que se encontraba abierta, siendo lo único que permitía ver algo allí, se cierra, sumiéndolo todo otra vez en una oscuridad esta vez total.

- Joder colega, pensaba que era el único hombre normal por aquí... No sabes lo feliz que estoy de poder hablar con alguien después de tanto... bueno, tiempo no, como ya habrás notado.

La voz, algo grave y con un tono cansado no le resultaba familiar a Sebastián. El detective escucha unos pocos pasos a su lado, y con un leve clic, se enciende una tenue luz. Lo que le rodeaba era una habitación pequeña, con alguna silla, varias cajas y únicamente una sabana en el rincón más alejado.

- ¿Por qué coño me has pegado?

Justo delante del ex-detective se hallaba un hombre grande, un poco gordo, con ropa militar de aspecto desgastado, algunas armas encima. La cara del hombre era también gruesa, con una barba mal afeitada, y el pelo corto, de una edad parecida a la suya, y una inquietante sonrisa de alegría infantil.

- Lo siento tío, no sabía como ibas a reaccionar si intentaba arrastrarte sin dejarte primero sin consciencia.

- No creo que arrastrarme fuera la única manera.

- Lo se, pero otras maneras no son tan divertidas.

Su sonrisa persistía ahí, como si lo hubiera dicho totalmente en serio. Al parecer, así era.

- ¿Qué has dicho sobre el tiempo?

- ¿No lo sabes aún? El tiempo no pasa aquí dentro, llevo lo que serían unos días afuera, pero para mí han sido años. Ya no recordaba lo que era oír una voz que no estuviera gritando, todos mis compañeros murieron los primeros minutos. Yo hui. Sí, puedes pensar que soy un cobarde pero aprecio mi vida mucho más que a cualquier gilipollas de esos, soldados de Mobius, no sirven para nada, no saben disparar... y no hablemos de la comida. Al principio reuní algunos contenedores de suministros, pero esto fue llenándose cada vez más de esas criaturas, así que llevo todo este tiempo cubriéndome de sangre y restos de cadáveres, así paso desapercibido y puedo comer con ellos. Sí, lo se, no son nutrientes suficientes pero eh, esto es un mundo imaginario, ¿no? solo tengo que pensar que es pollo... aunque ya estoy harto del pollo, mañana será res... oye, no se si recuerdo mal pero en una conversación hablan dos personas, ¿no es así?

Sebastián no sabía muy bien que decir. el hombre había pasado lo que para él habían sido años, sobreviviendo como podía, y había acabado completamente loco.

- Esto...

- Por cierto, me llamo... Chuck, siempre quise que me llamaran así, ¿y tú eres...?

- Sebastián... Castellanos.

- ¡JA! Si claro, y yo soy Clint Eastwood, ¿crees que voy a creer que eres el que según la tal Kidman de la radio vendrá a ayudarnos?

- ¿Kidman? ¿Le has visto por aquí?

- No, por supuesto que no. Los primeros días ella estuvo transmitiendo por radio... pero solo un tiempo... luego dejó de sonar y fue cuando solo pude escuchar mi propia voz y hablar conmigo mismo... Espera... ¿la conoces? ¿de verdad eres Sebastián Castellanos?

Un mundo de pesadilla lleno de criaturas y monstruos, en el que el tiempo no pasaba con normalidad, con seguramente muy pocas personas vivas y un loco intentando dominarlo todo... Y además él era una especie de salvador... Sebastián se quedo callado... pensativo. ¿Qué mas le esperaba ahora?

Psycho Break: Nightmare (Pesadilla)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora