Capítulo 7

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Kagome y Sesshomaru cruzaron el bosque en silencio, ella unos pasos por detrás de él. Las hojas del entrado otoño crujían bajo sus pies en un camino iluminado por la luna. La noche helada le atravesaba la piel, sobretodo en la nuca y los hombros donde caía su pelo húmedo.

Sin embargo, no registraba el frío. Su mente estaba ocupada intentando comprender lo surreal que hasta el momento habían sido sus encuentros con Sesshomaru. A pesar de todo, después de la destrucción de la aldea, él era lo más parecido que le quedaba de una familia.

Kagome río por dentro ante la ironía, renunció a pelear por el amor de Inuyasha en búsqueda de su propio camino, dejando atrás a Miroku, Sango y Shippo, y ahora, una década después se encontraba más sola que nunca y buscando en Sesshomaru, probablemente el ser más frío de la Era Sengoku, unas migajas de hogar.

El Lord del Oeste detuvo su andar esperando que la sacerdotisa lo alcanzara. Cuando estuvo a su lado pasó sobre su espalda parte de su estola. Kagome lo miró confundida.

Sesshomaru sostuvo por un segundo su mirada antes de volver a avanzar tironéandola en su impulso. Kagome pensó en protestar, pero cuando entró en contacto con el calor que emitía la estola decidió dejarlo pasar. Después de todo hace menos de una hora ella lo había vestido, en comparación esto se sentía, a lo sumo, como una formalidad.

Distraídamente pasó sus dedos por la piel notando que al hacerlo de ella emitía una extraña vibración parecida a un ronroneo, casi imperceptible. Miró a Sesshomaru pero este mantuvo impasible. Nada que delatara cómo las caricias de la miko removían en él algo parecido a la ternura... nunca tan lejos.

Sabía que no era digno que se dejara mimar como una mascota, menos por una humana, pero no encontró en él las ganas de quebrar el momento y dejó que Kagome continuara con sus caricias involuntarias, perdiéndose en la desconocida sensación.

-Sesshomaru...- dijo la muchacha rompiendo el silencio -nunca tuve la oportunidad de pedirte disculpas- susurró mientras cogía la manga izquierda del demonio carente de brazo.

-No recuerdo que hayas sido tú quien blandeó la espada.

-Si alguna vez necesitas ayuda... una de verdad, no como el truco de antes- dijo la miko intentando endurecer la voz para luego relajar el tono- puedes contar conmigo...-terminó casi en un susurro. Sesshomaru la miró sin decir nada, como si no comprendiera.

-Salvaste mi vida, curaste mis heridas, sé que no debe haber sido fácil para ti tener que..., bueno sé que lo hiciste porque necesitas mi ayuda para ganar esta guerra, por mis poderes espirituales... - "oh Dios Kagome, cállate por favor cállate"- lo que quiero decir es gracias, eso, gracias Sesshomaru.

-Tu ofrecimiento, aunque honorable, yo, Lord Sesshomaru, no necesito la ayuda de una humana para favores personales. Cumple tu rol como sacerdotisa en esta batalla y tu deuda conmigo estará saldada.

Kagome asintió y ya no dijo nada, pero el demonio la sintió tensarse a través de su estola.

-¿Qué pasó con el hanyou?- dijo para distender el ambiente ¿Desde cuándo le importaba al Gran Señor de las Tierras del Oeste distender ambientes?

Lo cierto es que hasta ese minuto no se cuestionó por qué encontró a Kagome sola, pensaba que para entonces su medio hermano ya la habría marcado como su compañera definitiva.

Kagome guardó silencio antes de contestar, cómo explicar en pocas palabras todo lo que había pasado. Cómo resumía todos los sucesos que la llevaron a caminar junto a él.

-No tienes que decírmelo si no quieres.

-Inuyasha y yo tomamos caminos separados hace más de una década- dijo encontrando de pronto, las palabras políticamente correctas.

Sensō no hana  (Flor de la Guerra - SesshomaruxKagome fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora