Capítulo 3

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Kagome no reconoció el lugar donde despertó. Aún aturdida olvidó momentáneamente los pasados eventos y su cabeza tardó en hacer la conexión. Al incorporarse se dio cuenta de que se encontraba durmiendo en un lecho de pieles al interior de una carpa, donde se colaban tímidos los reflejos de la luna. Alguien la había vestido con un kimono que le quedaba grande. La piel del tórax la sintió tensa y al tocarse palpó los vendajes, ya casi no le dolía.

Kagome se deshizo de las pieles que la cubrían para levantarse y observar el lugar. Le palpitaba la cabeza como si se le hubiera pasado la mano con el sake. Vio su arco y flechas junto a su improvisada cama, y los tomó rápido como quien se lanza sobre un salvavidas.

"¿Qué demonios..."- el ruido en la entrada de la carpa cortó sus pensamientos y activó sus sentidos.

-¿Quién es?- preguntó desafiante apuntando a la silueta que se incorporaba en la improvisada habitación.

-¡Kagome, por fin despertaste!- la voz inconfundible de Rin la llenó de alivió y gustosa aceptó su abrazo de bienvenida. No la veía hace más de una década y aunque fuera obvio, le sorprendió verla en sus veintitantos. La barrera de la edad entre ellas podría pasar casi inadvertida.

-¿Dónde estamos Rin? ¿Cuánto tiempo llevo acá?- le preguntó dejando que la joven la volviera a guiar a cama.

-Llegaste inconsciente hace un día y medio. Venías muy mal, pero el Señor Sesshomaru ya había limpiado tus heridas. He estado cambiando tus vendajes, ya has cicatrizado casi por completo ¡Los poderes del Señor Sesshomaru son impresionantes!- le explicó y a Kagome los recuerdos le llegaron a oleadas.

Las imágenes estaban cortadas, pero estaba segura de que no se lo había imaginado. El calor de la vergüenza se le armó en el estómago y se le subió a las mejillas.

-No debes sentirte incomoda Kagome- dijo Rin leyendo sus pensamientos-, esa es la forma natural en que los youkais sanan a los suyos. Es un gran honor recibir ese trato por parte del Señor Sesshomaru, no deberías avergonzarte- la reprendió, pero de inmediato regresó a su tono afectuoso.

-Supe lo que ocurrió en tu aldea, lo siento mucho- siguió Rin- Acá estarás segura, nos encontramos en la base del campamento, el punto de reunión de los aliados del Oeste, son los youkies más poderosos de estas tierras... pero no te preocupes están de nuestro lado y...

-Rin.- La voz de Sesshomaru invadió la carpa y el espacio se hizo pequeño.

-¡Señor Sesshomaru! Mire Kagome despertó- dijo Rin dando un salto.

-Así veo Rin. Ve a buscar más hierbas medicinales para los guerreros, se acerca una nueva tropa de heridos- ordenó el Lord despidiéndola.

-¡Sí señor! Adiós Kagome, te veré más tarde- dijo al levantarse.

La ausencia de Rin dejó un silencio tenso que Sesshomaru no parecía apurado por romper. Kagome mantuvo la mirada baja, no estaba lista para hacer contacto visual, pero fue ella la primera que habló.

-¿Qué estoy haciendo aquí, Sesshomaru?- preguntó sin más rodeos, teniendo claro que salvarle la vida no fue un repentino acto de compasión.

-Sígueme- le dijo ofreciéndole su mano para incorporarse.

Salieron por la parte trasera de la carpa ignorando al grueso del campamento y se incorporándose al bosque. Kagome no soltó el brazo de Sesshomaru mientras caminaban, aún sentía su paso endeble.

-En los próximos días atacaremos las Tierras del Este- comenzó el youkai- necesito que te unas a mi comando.

Kagome detuvo el paso y lo miró por primera vez a los ojos, buscando en su mirada una explicación, pero no encontró nada.

Sensō no hana  (Flor de la Guerra - SesshomaruxKagome fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora