indiferencia -GyllenHolland

¿Puedes?

El se sentía mal, tenía náuseas, mareo y un fuerte dolor en la cabeza, la única persona que lo acompañaba por el pasillo de emergencias es su mejor amiga Zendalla, con la vista borrosa la veía correr junto la camilla, todo rumba de mal en peor.

Ahora estará internado por días en el hospital, con unas fuertes náuseas, dolor en su cuerpo y aparte de ello falta de apetito, esa enfermedad lo estaba matando.

Su ausencia en todos lados hicieron que Jake por obvias razones se preocupara, llamaba a su teléfono y nada, fue a la universidad aún sin él y el bar aún peor. Se temía lo peor, el abandono.

Hace la última llamada y es correspondido, la voz de su chico estaba ahí, pero... Muy débil.

Le dio unas instrucciones para llegar al hospital, aún dandolas y el ya se encontraba en camino, el camino fue corto pues conocía esa ciudad como la palma de su mano, al llegar desesperado pidio a recepción que lo ayudarán a dar con el. Habitación 123.

Corrió cómo nunca, rebasando a pacientes y enfermeras, al llegar con cuidado abrió la puerta una mala escena estaba frente a sus ojos. Su chico estaba con agujas atravesando las venas de sus brazos, tenía grandes ojeras y claramente se veía más delgado.

Sentía muy bien un enredijo que llevó a que las lágrimas salieran solas, entró, cerró la puerta y se acercó.

—Hola Jake. —

—¿Qué ha pasado cariño? -su voz estaba fatigada y a la vez quebradiza.
—¿Qué tienes? -

—oh, nada, nada grave. - ahora menos que nunca debía mentir, Jake sabía que nada de eso era verdad, parecía ser grave, ojalá fuera un mal sueño, eso esperaba el.

—Dímelo... No me mientas... -

La sala se quedó en silencio y como si estuviera contando un chiste, da una risita mientras el otro lloraba sosteniendo su mano. Se acerca a su oído y le susurra.

Jake solo teniela opción de preocuparse aún más.

—¿Qué?... -

No me maten