Capítulo 8

144 12 10
                                    

Todo era un caos, no veía nada por culpa de la niebla, pero oía voces de metal al chocar, gritos y chirridos de algo que no había oído en mi vida, corrí y corrí desorientada, encontré un claro.

Había gente luchando contra algo raro que no había visto en mi vida, era una mezcla entre lobo, león y un oso, me asustaba mucho pero tenía un presentimiento que podía con el, también hallé gente inmóvil entre las patas de la bestia y algunos más alejados.

Instintivamente cogí una espada, no sabía como usarla pero mi subconsciente de alguna manera sí sabía, mis manos cabían a la perfección en la empuñadura, salté algunos cuerpos y me puse manos a la obra.

El monstruo me miró cuando yo corría hacia él con un grito de guerra, la gente dejó de atacar al monstruo eso sí, se apartaron de él, le dí una estocada, derrepente un líquido escarlata surgió entre su pelaje, el monstruo rugió, seguramente pensó que solo era una pulga, fácil de matar, pensaba mal...

Me intentó morder, olí a veneno en sus colmillos, pero me daba igual, ahora él en unas centésimas de segundos había bajado totalmente la guardia, lo esquivé y... gané.

Le corté la cabeza limpiamente, me sentí bien pero luego se me pasó, todavía había mucho pandemonium en la ciudad y sólo con cortar una cabeza de un monstruo no resolvería nada... ¿o sí?

Derrepente los aullidos, gruñidos y chillidos de los monstruos se alejaron, sólo que los choques de metales de alrededor se oían todavía, yo estaba cansada, nunca había hecho esto.

-¡Ha matado al Alfa!-gritó una de los luchadores que me encontré en el claro.

-¡waaoo!-dijo expectante otro.

-No tenemos tiempo, tenemos que seguir, puede que los monstruos se hayan ido pero todavía quedan nuestros enemigos-dijo una luchadora.

Suponía que era una líder o algo así, tenía el pelo oscuro y unos ojos negros tan profundos....como unos pozos sin fondo, se notaba que tenía un aire altivo.

-Te sigo-dije yo seriamente.

Ella me miró con un brillo de respeto en los ojos.

-¡Vamos muchachos!-gritó enseñando su espada.

Yo con la espada a mano empecé a dar estocas y contraataques a diestro y siniestro a mis enemigos, se diferenciaban porque todos iban con la ropa negro y un casco muy raro en la cabeza, menos mal que mi instinto era intuitivo que sino ya estaría muerta.

Íbamos ganando, cuerpos enemigos caían deprisa, pero entonces...

Un grupo gigante de todos ellos aparecieron delante nuestra, muchos de los nuestros estaban todos ahora en el claro.

-¿Estás bien?-preguntó alguien detrás mio.

-Sí oye...¿has visto a Zack?-le pregunté preocupada a Ethan.

Afirmó seriamente mirando el grupo negro.

-¿Dónde está?-pregunté irritada.

-Atrás, curando a algunos-respondió.

Me di la vuelta, apareció alguien entre la masa negra, una chica sin casco y me miró.

-Bueno, bueno a ver que me daréis hoy...-dijo divertidamente.

-Samantha, querida, alegría de la huerta, mona hace mucho que no nos vemos-dijo Ethan con guasa.

-Oh lo sé Ethan, mirar que recibimiento tan grande-rió.-sangre...caos...cuerpos caídos-olió el aire y sonrió como si alguien oliera chocolate.

Ethan temblaba de rabia pero no se descompuso.

-¿Qué tal esto?, nuestro regalo va a ser un enfrentamiento conmigo, y el precio.... a muerte ¿qué te parece?-sonrió Ethan con un brillo de cálculo entretenido en los ojos.

-Vale... pero contra ti ya luché pero me gusta lo de a muerte, eso es nuevo...-dijo aburrida, me miró.

Percibí lo peor.

-¿Y ésa?-dijo  señalándome con la cabeza.- A ella no la he visto en mi vida, me gustaría ver como pelea-sonrió con una sonrisa horrosa que asustaba.

Ethan se puso delante mio con un ademán protector.

-Ella es nueva no sabe pelear-dijo con una mirada de hielo.

-Eso no es lo que me dicen mis propios ojos-dijo con una mirada suspicaz.

-Da igual Ethan déjame ir-le susurré.

-No vas a poder con ella-me miró asustado.

Estaba asustado, él quería aparentar que no pero él me demostró que estaba aterrado.

-Confía en mi por favor-le supliqué.

Lo pensó.

-No, ni hablar te matará.

Yo no dije nada solo le miré.

Me miró un momento, suspiró derrotado y me dejó ir.

Avancé lentamente, con la cabeza alta, si tenía que morir prefería morir con orgullo.

Samantha sonrió de un lado, sacó su espada de la vaina y se preparó.

Yo suspiré, cerré los dedos con fuerza en la empuñadura, tanto que me dolía.

Me preparé.

Ella con fiereza buscó con su espada a la mia, las espadas temblaron, retrocedimos un momento, en guardia, pero Samantha volvió a la carga, yo esquivaba las embestidas de ella, pero no podía atacar, tenía que esperar.

Todo el mundo nos miraba algunos con expectación, otros con horror y miedo.

Sabía que me iba a fintar, era mi oportunidad, me fintó por la derecha y yo contraaqué, sentí hundiéndose mi espada en algo blando.

En el costado de Samantha emanaba sangre, ella me gruño ferozmente y me atacó bruscamente, yo apenas pude desviar el golpe pero ella me dió con el mango de su espada en la cara.

Caí, intenté levantarme pero todo me daba vueltas y oía un pitido persistente.

Samantha me agarró del pelo, levántandome y gritó a sus compañeros.

Ethan le dió una patada a Samantha al estar de espaldas, ésta cayó al suelo, Ethan me ayudó a levantarme, creía que estaba salvada pero Samantha se levantó y me dió una estocada en toda la tripa.

Samantha gritó a su pueblo en un idioma desconocido y se fueron.

-Vanessa, Vanessa-me dijo asustado Ethan.-por favor no cierres los ojos por favor...-me suplicó.

Yo noté que algo humedecía mi tripa, vi sangre mucha sangre pero yo estaba relajada, no oía nada pero veía a la gente alrededor subiéndome en una camilla, separándome de los brazos de Ethan, pero Ethan todavía estaba pendiente de mi en todo momento.

Luego, me desmayé. 

En el tejadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora