Jaylan Sellers
Otro día más. Otro aburrido, tedioso y cansado día.
No debía quejarme, después de todo, sigo respirando, caminando, y con todas las cosas básicas que alguien necesita para considerarse vivo y "feliz".
Solo que, costaba tanto convencerme a mí mismo que era feliz, cuando no me sentía del todo así.
De cualquier manera, ¿Quién iba a saberlo en la escuela? Sin amigos, sin compañeros de trabajo, no tenía a nadie que quisiera estar a un lado de mi.
O bueno, no a nadie que yo quisiera. Porque había una persona que siempre buscaba la manera de aparecerse en mi camino.
—Ten buen día— dijo mi madre dejándome sobre la mesa otro jugo de uva de caja.
—¿No crees que estoy un poco grande para tomar jugos de caja?— pregunté.
Negó dulcemente. —Te conozco perfectamente para saber que amas el jugo de uva.
Entre cerré los ojos poniendo el jugo en mi mochila.
—Punto a tu favor— opiné —regreso pronto.
—¡Cuídate!— dijo para finalizar.
Salí de casa y tomé mi bicicleta para montarme en ella. Cómo pude me coloqué los audífonos y así emprendí mi camino a la escuela. Esperaba muy en mi no tener que soportar tantas malas caras el día de hoy.
Me dispuse a pedalear hasta la universidad, observando mi entorno, el mismo entorno de toda mi vida, del cual sigo teniendo una especie de miedo. No es por el lugar, es por las personas.
El desprecio y maltrato de la sociedad es algo que me había perseguido muchos años de mi vida, tanto tiempo que en un grupo limitado de personas como es la escuela, no me trataron de lo mejor, ¿Por qué? Aún no lo sé, siempre di muchos créditos a mi poco humor alegre.
Y nunca entendería cómo idolatraban a las personas, ¿Qué tan poco amor propio había que tener para poner tantas esperanzas y amor en alguien que no seas tú?
Mis pensamientos casi siempre sonaban muy pesimistas, pero yo los veía más realistas, y a la gente no le gusta escuchar la verdad.
Eso era punto para mí.
¿Por qué habría de callar ante lo que la sociedad considera "moral"?
Hay tantas cosas que tenía qué decir, tanto qué expresar como para que los demás intentaran callarme.
No recordaba un solo día en el que yo no diera mi nada pacífica opinión, sabía qué clase de personas había fuera, personas que no dudarían ni un momento en querer intentar hacerle daño a los demás, y es justamente a ellos a los que terminaba recordándoles lo patética que puede ser su existencia.
Además de eso, siempre quise creer que yo veía muchas cosas que los demás no se atrevían a mencionar, y por eso era que las personas no se me acercaban, porque no me importaba qué pudiesen pensar, y mi boca no se detenía con tal de dejarles en claro que sí hay alguien que ve lo malo de esta sociedad.
Aunque a ellos eso no les gustara oír, lo que yo decía era simple y sencillamente la verdad.
[...]
Llegando a la universidad, encadené mi bicicleta en dónde debe, la cual lo llamo un carruaje digno y elegante.
La aseguré y comencé a caminar al interior de esta, suspiré antes de entrar, deseando que este día sea menos peor que el anterior.

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Sin Miedo (O'Conner #1/Gay)
Teen FictionZahir es considerado el más emblemático, guapo, valiente, generoso y bueno en todo, el ser más perfecto entre todos en su universidad. No hay persona que no le guste verlo cerca. Jaylan... no tanto. Jaylan es casi todo lo contrario a Zahir, es malo...