08.

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Zahir O'Conner

Llegué a casa queriendo tirar todo al suelo, gritar, todo por la emoción de lo que había pasado hoy.

No había palabra existente para describir la felicidad que estaba sintiendo ahora, pero no podía hacer ningún ruido cuando todos ya están dormidos.

Después de esta tarde con Jaylan, no había nada que pudiera dañar mi alegría. En un momento, cuando pasó lo de su visita a su padre, estaba bastante seguro que, yo quería ser quien esté ahí para él hasta en sus peores momentos, y no dejaría que él se sintiera solo.

Todo fue recompensado con lo bien que la pasamos, es simple y sencillamente que no podía pedirle nada más a la vida.

Solo que al dejarlo en casa, tuve que irme a ayudar a Jonathan en algo, para después regresar a casa tarde, no iba a venir en realidad, pero estaba más cerca esto que mi departamento

Y por eso es que no podía gritar como quería, pero si estaba maltratando muchos cojínes de la sala en silencio.

—Zahir— escuché la voz inocente de uno de mis hermanos en la escalera —¿Por qué muerdes ese cojín?

Observé a Gian bajar, rascando su ojo por lo recién dormido que estaba.

—Por nada, enano— respondí dejando el objeto por un lado —¿Qué haces despierto a esta hora?

—Loan tuvo un mal sueño, vine para llevarle unas galletas— indicó caminando a la cocina.

Antes de acercarme a bajar el bote donde se supone guardaban las galletas, él mismo tomó una silla grande, se montó sobre ella y logró alcanzar la alacena.

Me quedé viendo sus movimientos, los hizo de una manera tan rápida y segura, yo jamás había visto a Gian hacer todo esto.

Sabía que era un niño inteligente e independiente por la poca atención que le ponían nuestros padres, pero no creí que incluso pudiera él mismo cortar el pan con el cuchillo que específicamente le dijeron que los niños no deberían tomar.

Solo once años, y ya veía maneras de cuidar de si mismo y de Loan.

—¿Cuándo aprendiste a ser tan práctico?— pregunté viéndolo servir todo en una con galletas, leche, pan, ¿Pues qué clase de pesadilla tuvo?

—Bueno, mamá y papá siempre están con Loan, y tú no has estado mucho tiempo conmigo últimamente— respondió —y prefiero aprender todo esto para que cuando yo crezca, yo pueda cuidar a Loan como me cuidas tú.

—¿Y quién te enseñó esto?— volví a cuestionar, ahora señalando los cortes de pan.

Alzó los hombros. —Vi a mamá hacerlo una vez, solo repito lo que veo.

—Entiendo. Eres un buen hermano mayor.

Negó. —Tú eres el mejor hermano mayor qué hay.

Desordené su cabello orgulloso de él, este niño ya casi no me iba a necesitar, pero me quería asegurar estar presente lo más que pudiera, que alguien le recuerde que no está solo.

Cuando él se fue a llevarle eso a Loan, me quedé en paz, sabiendo que Gian no necesitaría de nadie, ese niño iba a ser muy exitoso cuando creciera.

Un tiempo después, antes de poder volver a mi habitación, de nuevo apareció su cuerpo en la sala.

—Hermano— me llamó acercándose, subió al sofá y se sentó a un lado de mi, dejando su espalda en el respaldo del sofá —quiero saber qué pasó con el sembrador y el campesino.

Sin Miedo (O'Conner #1/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora