07.

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Jaylan Sellers

Sí puedo.

¿Por qué no habría de atreverme? No es tan difícil.

Pero, ¿Y si dice que no?...

¡No puede rechazarme!

No me gusta que mis pensamientos me atormenten, menos pelear conmigo mismo, pero era un verdadero debate interno por saber si lo que estaba apunto de hacer, iba a resultar.

Luego de unas horas en clase, sobreviviendo a dos exámenes, me decidí en qué, lo menos que podía hacer ahora por O'Conner, era agradecerle por algunas de las cosas que ha hecho por mi.

Así que, luego de mi más reciente examen, fui a la cafetería, solo para buscar bastante comida, todo después de que los gemelos me informaron que Zahir parecía estar todo el día en la biblioteca después de su entrenamiento.

Probablemente sus exámenes fueron antes que los míos, y estaba muy de acuerdo en que es un estudiante dedicado, no sería primera vez que se queda hasta tarde estudiando.

Y ahí iba yo, con una bolsa de comida hacia la biblioteca, para además de eso, hacerle una invitación.

—No pude ir con él día de la fiesta— comentó alguien en algún lugar del pasillo —pero, aún así, confío en que Zahir me invitará a tomar algo algún día, solo debo acercarme más.

Si claro, cómo no.

Bloqueé todo sonido externo de las personas que anhelan tener algo con O'Conner.
Pues adivinen qué, ¡A mí me invitó a una cita!

[...]

—Permiso, necesito pasar, ¡A un lado!— exigí entre las personas que estaban en la biblioteca.

Sabía bien que muchas de estas personas se encontraban solo para observar la concentración de O'Conner, por más increíble que parezca, él en serio causa impacto aquí, como si fuera una celebridad.

Claramente, no falta quien en verdad esté desagradado con la popularidad de Zahir, yo siempre me sentí parte de ese pequeño porcentaje.

Ya no.

Fue muy fácil encontrarlo, solo debía ir donde la mayoría de personas querían estar cerca, o donde los gritos abunden.

Cuando por fin dejé atrás de mi a tantos estudiantes, observé a Zahir sentado en la última mesa de la biblioteca, concentrado en un libro.

Aún así, llevaba audífonos, no creo que sea porque le guste tanto escuchar música en soledad, más bien, siento que es para dar a entender que no los está escuchando y poder concentrarse.

Pero, ese gesto de seriedad era bastante inusual, casi como si estuviera enojado. Y ahora que venía al caso, jamás lo he visto enojado.

Me acerqué hasta su mesa, sin tomarle importancia a las miradas de los demás, y cuando llegué, puse la bolsa entre él y el libro.

Levanto su vista a mí, y su primera reacción fue sonreírme de nuevo, todo ese gesto falso de enojo se fue.

—¿Para mí?— preguntó señalando la bolsa.

Asentí. —No te emociones, solo te estoy devolviendo el favor.

—Gracias— contestó sereno —y, gracias por ir a apoyarme a la práctica.

—¿Quién dijo que fui a apoyarte?— pregunté indignado, y aunque él no me haya dado la invitación, me senté en la silla que estaba enfrente de él.

Sin Miedo (O'Conner #1/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora