Cinco.

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Los días desde la visita del menor de los Rengoku pasaban lentamente con una Hanae que aún no procesaba completamente las palabras del antes mencionado, le costaba tanto creer en ellas debido a su usual percepción de si misma pues palabras como “i...

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Los días desde la visita del menor de los Rengoku pasaban lentamente con una Hanae que aún no procesaba completamente las palabras del antes mencionado, le costaba tanto creer en ellas debido a su usual percepción de si misma pues palabras como “inútil”, “inservible” o “fiasco” eran comunes en su mente cuando pensaba en su desempeño o en ella de manera general.

Aún podía escuchar el “¿no debería estar más agradecido entonces?” le causaba escalofríos y un pequeño sonrojo acompañado de una sonrisa. ¿Sería eso verdad? ¿Acaso ella no era tan horrible cazadora como pensaba? Todas esas preguntas rondaban por su cabeza haciéndole considerar si su impresión de si misma estaba un tanto incorrecta

Mas esta no era la única razón de la sensación de lentitud del tiempo, también era debido a que, a pesar de haber sido devuelta a su especie de cargo como enfermera, no estaba haciendo mucho debido a que su paciente principal, Kyojuro, ya se encontraba lo suficientemente sano como para empezar el entrenamiento de recuperación. Por tal razón era poco el tiempo que se pasaba en su habitación designada donde usualmente conversaba por tiempos prolongados con la Kanoe.

—Buen día, Rengoku-san ¿Ha dormido bien? — Preguntó la chica entrando a la habitación con la habitual bandeja con medicina y uno que otro dulce.

—¡Sí! ¡Gracias por preguntar, Hanae-chan!

—Ya irá a entrenar ¿no? — Rengoku solo asentía efusivamente mientras comía el postre con el que aliviaba el sabor de la medicina —. Pues… ¡Esfuércese!

Ambos se sonrieron antes de que el mayor se retirase y la menor comenzase a recoger y organizar un poco el cuarto.

—¡Una cosa más, Hanae-chan! — El rostro del chico se asomó por la puerta, sorprendiendo a la Takumi —. ¿Luego de mi entrenamiento podría venir?

Se veía lleno de alegría, cosa que ablandaba el corazón de Hanae a tal punto que no podía negarse en absoluto así que solo le quedó aceptar con una sonrisa.

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Horas más tarde, cuando el sol comenzaba a postrarse en el horizonte logrando que el cielo tomase colores anaranjados que anunciaban que la noche se acercaba la puerta de la estancia del pilar de las llamas recibió unos toques que fueron respondidos con un energético “pase”. Dentro se encontraba el dueño de la voz con su sonrisa de siempre y sus manos en la espalda.

—¡Gracias por venir!

—Como negarme, Rengoku-san.

—Es Kyojuro.

—¿Disculpe? —la voz de la chica tembló un poco al responderle.

—¡Es Kyojuro! ¿Cómo pedirle a la persona que me salvó la vida que se dirija hacia mi de esa manera? Justo de eso quería hablarle.

—¡No, lo hago porque es lo correcto, Rengoku-san! ¡No merezco tal reconocimiento! Solo hice lo que debía hacer

—Sea correcto a no muchos no habrían hecho nada, eso es suficiente para estar agradecido ¡Así que gracias!

—…De verdad no comprendo que hacer ¡Se supone que soy una inútil! ¿¡Por qué están tan empeñados en hacerme sentir lo contrario!? … Yo… No soy nada… No me den esperanza…

—¡No lo eres en absoluto! A veces no avanzamos, a veces cometemos errores, pero aun así seguimos dándolo todo, tú sigues dándolo todo, sigues esforzándote, intentando todos los días ser mejor ¡y por eso eres increíble, Hanae!

Lagrimas comenzaban a deslizarse por las mejillas de la chica, las cuales eran quitadas por los dedos de Kyojuro que le brindaba la sonrisa más tranquilizadora que podía, intentando transmitir lo que había en su corazón.

—Eres asombrosa, nunca lo dudes, ¡Así que sube esa mirada y sonríe! — Y eso hizo ella, levantó la cabeza, sonriendo a la par que intentaba que no más lagrimas saliesen de sus ojos.

Kyojuro aprovechó el momento para poder sacar lo que estuvo escondiendo y colocarlo en la cabeza de la contraria. Una corona de jazmines y hortensias azules que sorprendieron a la peliblanca.

—Realmente no está muy bien hecho y no sabía que flores ponerle, pero le pregunté a las pequeñas que ayudan en el entrenamiento y dijeron que estas significan algo bonito y como son blancas y azules pensé que eran perfectas, esta es mi forma de agradecerte ¿la aceptas, Hanae-chan?

Las mejillas de la chica comenzaron a tomar color debido al significado de aquellas flores, aquel color hizo acompañamiento a la sonrisa que adornaba su rostro —. Gracias por el regalo… Kyojuro-san.

Tal vez no comenzaría a amarse de un día para otro, pero podía asegurar que estaba más cerca de ser feliz, pues el sol había iluminado en su oscuridad.

Tal vez no comenzaría a amarse de un día para otro, pero podía asegurar que estaba más cerca de ser feliz, pues el sol había iluminado en su oscuridad

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⏰ Última actualización: Oct 13, 2020 ⏰

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Care; Kyojuro Rengoku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora