4. Como fallar al cazar un conejo

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—No quiero

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—No quiero.

Frotó mis sienes y doy un golpe en el escritorio. ¿Tan difícil es seguir una orden?

Oh no.

Me convierto en mi madre poco a poco.

Esto es un asco.

Que paria de la sociedad soy.

—Solo es una firma—Jay bufa—por favor.

—El acuerdo ni siquiera es equitativo—señala el papel—le estás dando tu dignidad y bienes materiales.

—¡Es la persona que va a hacerme feliz!

—¡Te imprimaste hace ocho horas!—gruñe con molestia.

Siseo palabras entre dientes y Jay tira de su corbata mientras se levanta de la silla. No sé por qué se molesta llevo al menos tres horas intentando que falsifique la firma de Qirck.

La molestia debería ser ella si se entera.

—No te voy a ayudar con eso—me da una mirada reprobatoria que no causa efecto en mí—solo acércate y habla con ella como una persona normal.

—Ese es el problema. Yo no soy normal Jay—miro el reloj en mi muñeca y frunzo el ceño—¿Por qué mi forma de conquistarla debería serlo?

—¿No has leído páginas web? En HTML. Chicas graciosas claramente lo dice ¡Las mujeres aman el cliché!

—Solo porque a Ray le guste leer esas web baratas no significa que Qirck sea igual.

Me levanto de la silla y camino hacia la ventana. Mi lobo gruñe al recordar la manera en la que su dulce aroma cambiaba al mentirme. Pero después de conseguir la dirección de su trabajo ese dolor fue vinculado por esperanza. Se supone que tengo que ir por Deth.

Seh.

El infeliz puede caminar dos kilómetros a casa.

Me dolió, pero no fue algo que pudiera evitar. Me he pasado la mañana entera pensando en mil maneras de mimarla.

—Mira si no quieres ayudarme bien. Pero iré por ella después del medio día.

Jay aprieta sus puños a ambos lados de su cuerpo y camina hacia la mesa en donde está el vino. Lo observó de reojo y veo como duda entre tomarse mi botella entera o servirlo en una copa.

—Haz lo que quieras.

Como si no fuera hacerlo.

•••


Sostiene su bolso con fuerza he internamente los nervios me están matando. Doy unos pasos hacia ella y beso su frente. Estamos en la parte de atrás del edificio, lo que hubiera sido útil si su corazón no bombeara de una manera tan preocupante.

Una vez termine nuestra cita voy a ordenar que analicen cada parte de su perfecto ser.

—Me alegra verte de nuevo.

Abre y cierra su boca minuciosamente intentando decir algo. Va a mentirme su aroma a cambiado nuevamente.

—Tengo que recoger a mi hermana.

—¿Y qué hacemos aquí y no en la entrada?

—Tenía que tirar la basura al contenedor.

—¿Qué basura?—¿Acaso no le gusta su bolso y por eso lo sostiene así?

Se remueve y mete una de sus manos a sus bolsillos saca un pequeño envoltorio con un dulce dentro y lo arroja al maloliente basurero a unos metros de nosotros.

—Mucha basura.

Sonrió al saber que su acción fue falsa. Intento tomar su mano, pero finge perder el equilibrio unos segundos y da una zancada hacia la derecha.

Aprieto los dientes para no perder la paciencia.

—Mi hermana...—y otra vez la excusa. La interrumpo de inmediato.

—Tu hermana está en el auto—«mantén la sonrisa sin parecer psicópata Reeven tú puedes»—podemos dejarla y luego ir a cenar.

—Es muy amable de su parte, pero-tomo su mano derecha y beso sus nudillos—no estoy interesada en usted.

Ahora no está mintiendo.

Mi corazón va a romperse en cualquier momento si no es porque su aroma me golpea la nariz.

Está dudando es una mentira y una verdad.

Si le atraigo.

—Bien. Entonces permítame llevarlas a su casa.

—No es necesario.

—Insisto—mi voz es suplicante y en cualquier momento voy a ronronear di no dice que sí.

Se pasa la mano por el cabello y suelto un pequeño gritó doy un paso hacia ella para ver si está bien. Niega y me observa con molestia.

—No gracias. Mire le agradezco la amabilidad de esta mañana, pero no estoy interesada en que me lleve a mí o a mi hermana. Tampoco quiero sonar grosera o a la contraria, pero estoy siendo grosera y puedo llevarle la contraria toda la vida así que le pido que deje esto aquí.

Si bueno. Fue como si tomara mi corazón lo pisoteara luego lo metiera a su boca y por último lo vomitara como si fuera la peor de las enfermedades estomacales.

—Lamento ser tan descortés señorita—dejo de sonreír y no la observó—pero por favor permítame llevarla.

Murmura algo sobre lo intenso que soy y camina más rápido hacia el auto.

Joder.

En definitiva me estoy pareciendo a mi madre.


CORREGIDO.


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