Reeven Harlem es el ganador de la última pelea de alphas. Pero a diferencia de los candidatos vencidos él desea con todo fervor encontrar a su pareja de vida.
Es celoso.
Es dulce.
Es testarudo.
Y esta dispuesto a inclinarse ante la dulce criatur...
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Mi madre me observa molesta. Así que me limito a tirar del abrigo bajo mi cabeza para que me cubra el rostro.
—¡Tómame en serio Reeven!
Estoy seguro de que en cualquier momento va a dar brincos por él enojó.
Suelto un bufido y me limito a dejar mi cómoda posición para inclinarme hacia adelante y sentarme. No le prestó atención a mi madre en este momento me preocupa más mantener mi papel de víctima ante la dulce Qirck.
La mano de mi madre en mi cabeza hace que reaccione—¿Al menos piensas en mí?
—¿Y como no mamá? Te aparecerás en mis pesadillas cada noche cuál bruja—digo sin importancia.
Soy un mal hijo eso lo tengo claro. Pero tengo aún más claro que para mantener a mi madre en sus casillas es sacarla de ellas. La observó fijamente sus ojos se tornan húmedos y quiero rodar los ojos, pero me limito a desviar la mirada y mirar el reloj en mi muñeca. Y no es que mi madre sea una bruja, en algún momento de mi vida fui apegado a mi madre.
Pero las cosas cambian cuando te dan la espalda. Tengo más que claro que no la odio, pero si en vez de ser el hijo perfecto me hubiera limitado a cambiar lo que soy ahora me prefiero como soy ahora.
El viejo Reeven Harlem.
El nuevo Reeven Harlem.
Seh.
Un niño con la cola entre las piernas. Bueno vivir sin el apoyo económico de tus padres es una mierda y más cuando ellos mueven cada cuerda de los lugares posibles lugares en donde puedes vivir.
—Solo me preocupa que no consigas a tu compañera—dice entre hipidos.
El aroma a honestidad me invade, pero también el de desilusión y enojó. Con mi madre nunca he podido diferenciar si se trata de enojo consigo misma o si soy yo el que le ocasiona esa irá aún más contenida.
—Ya tengo compañera—le digo mientras me levanto del suelo y sacudo mi ropa—la encontré hace unos días.
El aroma cambia completamente es de felicidad, pero aún hay enojó.
—¡Porque no me lo dijiste!—limpia sus mejillas y por primera vez desde que volví sonríe—tengo que conocerla tráela a casa.
—Es humana.
—¿Y eso qué? Va a darte un heredero y al fin tendrás el valor de tomar el puesto de tu padre.
Ah. Así que era eso.
—No voy a morderla.
La idea de tener que hacerla sangrar no le gusta a mi parte humana. A mi parte animal le emociona saber que se abren miles de posibilidades si ella se convierte.
—La cría va a morir si no lo haces Reeven.
Cierro los ojos y camino hacia dentro de la casa.
—Reeven.
No le hago caso digo mi camino por las escaleras. No quiero pensar en ello al menos por ahora.
•••
—¿Crees que deba ir por ella ahora?
Jay se limita a observarme.
—No me cabe duda de que eres idiota Reeven—le gruño y este muestra sumisión—mira entiendo lo que ella te hace sentir, pero ¿Retraer a la bestia dentro de ti es necesario?
—No voy a retraerla. Simplemente me abstengo de curarme—digo con simpleza.
—¡Eso es todavía peor! ¿Qué tu padre no te enseño nada? Eres un recipiente si el recipiente se daña lo único que vas a lograr es que todos vuelvan a creer que no eres digno.
Me congelo desde el lugar en donde me mantengo de pie.
—Mi padre me enseñó lo suficiente Jayson. También me enseñó como romperte los huesos si es necesario así que necesito una solución no un reproche. Eres mi beta no mi madre—abuso completamente de mi tono Alpha.
Y lo noto por qué Jay guarda silencio nuevamente.
Suelta un suspiro y asiente—ya. Lo he entendido.
Le sonrió con suficiencia.
—Bien porque tengo que ir por ella justo ahora—tomo la chaqueta perfectamente extendida sobre el respaldo de mi silla.
—Aún no acabamos con el papeleo.
—Y una mierda. Quiero irme así que me voy.
Me mira con molestia—entonces yo también.
Dejó caer la chaqueta al suelo y camino hacia el escritorio mientras pongo mi brazo sobre la mesa.
—Sabes que no es equitativo—dice mientras se acomoda los lentes en el puente de la nariz.
—Me estoy reprimiendo ¿No aceptarás la oportunidad de patearle el trasero?
—Prefiero seguir con el papeleo.
—Vamos Jay no seas aguafiestas.
Deja el lápiz en su mano en la mesa y sonríe con satisfacción. Pero su olor me golpea así que sé que va a pedirme algo.
—Solo si ganas.
—Bien—pone su brazo sobre los papeles en la mesa y la entrelaza con la mía—si ganó vas a comportarte como alguien normal.
—Por naturaleza levanto la pierna para orinar Jay así que no me pidas eso—sonríe mostrándome sus dientes así que me limito a asentir mientras comenzamos a forcejear.
Jayson aprieta la mandíbula mientras yo me limito a verle a los ojos, pero una alarma mental suena en mi mente cuando veo el reloj en la pared estar a punto de dar las seis. Me relamo los labios y mientras Jay forcejea con mi brazo aprieto su mano y hago que caiga con fuerza sobre el escritorio rompiéndolo en dos.
Suelto su mano y tomo mi saco.
—¡Traidor! ¡Dijiste que te ibas a contener!
—Lo hice—digo mientras me abrochó los botones—aunque no lo suficiente.
CORREGIDO.
Holaaaaaaaaaa. ¿Cómo están? ¿Cómo le va? Aprovecho para dejar este pequeño mensaje.
