Capítulo 8

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June y Asher habían encontrado un gran árbol poco después de su conversación en un escondido rincón de la isla Cramond que servía a la perfección como refugio. La noche había llegado y el agua no parecía tener intenciones de dejar de caer sobre ellos como una cascada infinita de gotas pequeñas y heladas. Sus respiraciones producían vapor al escapar de sus labios y habían comenzado a tiritar en sus lugares mientras observaban con ojos cansados una pequeña fogata armada con ramitas húmedas y un conjuro simple pero efectivo. Menos de un metro separaba sus cuerpos mientras mantenían sus espaldas apoyadas contra el ancho y oscuro tronco del árbol. June había recordado un conjuro de repelo por lo que la lluvia chocaba contra un manto invisible sobre sus cabezas.

Sentía el cuerpo cansado y entumecido, helado y pesado. No había caminado mucho, de hecho no se parecía en nada a las caminatas que solía realizar en la noche cuando no podía conciliar el sueño y avanzaba quince kilómetros alejándose de su hogar, pero aun así tenía los músculos agarrotados y la energía baja. El estómago le rugía por el hambre y los ojos se le entrecerraban a causa del sueño; sin embargo, sólo podía pensar en el frío y en cuanto necesitaba que sus ropas se secaran para poder razonar.

Tenía tanto en lo que pensar. Su mayor preocupación no era sobrevivir a esa prueba de tres días porque sabía que lo haría incluso si no hallaban comida, su preocupación era el muchacho de cabello naranja fuego sentado a su lado. Le había revelado información importante disfrazada de una conversación amena, pero su cerebro se sentía tan cansado por todo lo que había tenido que soportar esa primera semana de clases, y esos últimos meses, que no podía hacer más que mantenerse despierta.

ꟷHe vivido en Escocia toda mi vida y sigo sorprendiéndome con el maldito clima ꟷexclamó Asher a la noche, sus palabras no tenían un destinatario, eran más como una maldición soltada al universo mismoꟷ. ¿Tienes frío?

June estaba a punto de contestar con un comentario sarcástico pero lo repensó. En nada servía la ironía en ese momento, eran dos personas sintiéndose igual de desprotegidos en el medio de la nada con un mismo objetivo: ingresar a Los Apóstoles.

ꟷSí.

ꟷEstudié enfermería por un tiempo antes de que me admitieran en la universidad alquimista, ¿sabes? Y dicen que si dos cuerpos desnudos se mantienen en contacto eso ayuda a conservar el calor corporal.

La muchacha no pudo evitar rodar los ojos con hastío y eso provocó que una carcajada leve escapara de los labios del joven. Buscaba molestarla, quizás para mantenerla activa o simplemente para enojarla, y estaba logrando su cometido.

ꟷDos cosas puedo decir sobre eso. ꟷElevó su dedo índice al hablarꟷ. Primero, no debes ir a la facultad de ciencias de la salud para saber eso, con ver una película ya tienes suficiente. Si fuera tú exigiría que me devuelvan mi dinero. Y dos ꟷhabló y elevó el dedo del medioꟷ, eres desagradable. ꟷAl concluir hizo descender el dedo índice dejando a la vista un gesto grosero que el colorado no tardó en comprender.

ꟷ ¿Siempre fuiste tan mal educada? ꟷEntrecerró sus ojos al hablar.

ꟷ ¿Y tú siempre fuiste tan molesto? ꟷRebatió con el mismo tono que él había utilizado.

ꟷEntendido, si quieres morir de frío no me quejaré. Me aseguraré, como buena persona que soy, de encontrarte un ataúd bonito. ¡O! ꟷExclamó con fuerza haciendo énfasis en el hecho de que iba a brindar una segunda opciónꟷ. Podrías utilizar tu elemento para aumentar tu calor corporal.

ꟷConsiderando que he sido la única que ha resultado útil estas últimas horas, porque no te he visto realizar ningún conjuro o encantamiento, te diría que te mantengas callado.

Sol de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora