You got me

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"Me tienes."

El palpitar de su corazón se hacía cada vez más rápido, resonando en sus oídos. Un terror absoluto estaba por consumirlo. ¿Una metáfora? ¿Sería eso lo que estaba escrito ahí?

—Debo admitir que lo leí camino acá y sólo pude pensar en decirte lo idiota que eres —pronunció la chica, observando la hojita de arriba abajo—. Y lo raro que es Armin.

Eren se acercó a prisa, arrebatando la nota de sus manos. Leyó y releyó el corto texto en el pedazo de papel. ¿De verdad había sido Armin quién escribió aquello?

—¿Por qué me enseñas esto? ¿Por qué hablaste con él, para empezar? —La molestia en su tono estaba presente—. ¿Cómo sé que esto no es una jodida broma tuya?

—¿Te preocupa si es broma o no? Qué lindo —se burló—. No es como si estuviera enamorada de Historia y quisiera que te fueras y ya —contestó, irónicamente. Recibió una mirada de fiereza del otro, haciéndola resoplar, levantándose—. ¡Ándate al carajo, Eren! Vete lejos de este altar. Toda tu vida has estado aquí. Tu cuerpo ha estado aquí, pero —Se acercó, picoteando la frente descubierta del chico—, tu cabeza de chorlito nunca se quedó.

Jaeger la miraba, tratando de procesar esas palabras. Tratando de evitar darle la razón, aunque así era.

—¿Sabes por qué Historia nunca se fue de tu lado? —Se cruzó de brazos, y recibió una mirada de duda del otro—. Presión, inseguridad. Envidia tal vez.

—¿De qué hablas?

—Creo que conoces a su familia. Tan excelente, tan insuperable, tan maravillosa. Perfecta, en pocas palabras. —Eren escuchaba con atención. Ymir no se equivocaba en nada de lo que decía.

La familia Reiss. Una familia prestigiosa. Eren no sabía de ellos, hasta meses después de empezar a salir con la rubia. Sí, llevaban años de amistad, pero nunca se interesó en saber más a fondo de ella. En aquel entonces, su mundo giraba en torno al mismo chico pequeño, de mente asombrosa y belleza impecable. Nada más le importaba.

Cuando conoció a los familiares de Historia, no lo soportó. Era un ambiente pesado. El padre hablaba y hablaba de todo lo que había conseguido en su vida. Su madre atendiendo lo que el marido decía. Los niños alabando al hombre y alardeando de cuánto talento tenían, siendo coreados por los padres, que los presumían con esmero, frente al castaño.

En cambio, estaba Historia. Callada, comiendo, en el espectáculo llamado cena. Serena por apariencia, sin expresión alguna, respondiendo cuando se lo pedían. Actuando de hija buena cuando lo requería. De vez en cuando, apretando la mano de Jaeger, ante alguna interrogante elaborada por Rod.

Y luego, estaba la prisa del Reiss mayor, en juntarlos como marido y mujer. Sentía la urgencia de los padres de la ojiazul.

—Se sabía que ella gustaba de ti en la escuela media. Tu relación con él se dio a conocer por todo el lugar, porque vamos, no te esforzabas en esconder nada, por lo que me contaron. —Le dio una sonrisa pícara—. Historia estaba celosa. Cuando logró que la miraras, se sintió superior a Armin, a quien siempre había odiado.

El hombre se mantenía varado a mitad de la habitación, atento ante las palabras de la pecosa. El odio de su prometida hacia el rubio, siempre estuvo. Nunca entendió el porqué. Y su ego le rehusaba a pensar que era a causa de él mismo.

—¿Sabes desde hace cuánto, ella y yo tenemos sentimientos mutuos? —preguntó, retadora, con una vil sonrisa macabra—. ¡Uh, espera! Ni siquiera puedo contar los años, lo siento. —Rió, dándose vuelta para verse al espejo.

Middle of the Night || EreminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora