The sun never sets on the island

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Mientras el chico de cresta pasaba por una de sus peores etapas, en Los Santos Viktor Volkov tampoco vivía una situación fácil. Despertó meses después de que Horacio se marchara de ahí, bastante confuso y aturdido por su situación. Los médicos le explicaron cómo había llegado hasta ese estado, pero por más que intentara hacer memoria lo único que obtenía eran recuerdos fragmentados, todo era demasiado ambigüo.

Pasó todo un año desde que despertó haciendo rehabilitación y preguntándose qué sería de los del CNI. Nadie le dió información sobre Conway, tan solo que fue él quien lo trajo al hospital junto a Michelle, de la cual tampoco sabía nada. Se despertó solo y continuó sus días en el hospital de la misma forma,  a decir verdad se sentía decepcionado, creyó que su superior estaría junto a él del mismo modo que él habría estado, pero lo que más le dolía era no tener noticia alguna de Horacio. Le sorprendía que él no hubiera estado a su lado al despertarse o que no lo hubiera ido a ver ni una vez, quizá había dado por hecho que siempre lo tendría al lado sin haberse percatado siquiera.

Mientras los meses pasaban en la rehabilitación no tenía mucho que hacer, el tiempo libre le sobraba. Reflexionó acerca de todo lo que había vivido esos últimos años en el CNP y en el CNI, en los compañeros que tuvo y perdió. Entre esos pensamientos siempre se colaban los recuerdos de aquel alumno de cresta que tal como entró en su vida salió sin más, para más tarde volver. Por más que lo intentara no abandonaba su mente y se preguntaba constantemente qué habría sido de él. Sin él volvía a sentirse perdido, sentía la necesidad creciente de volver a verle y decirle la verdad, lo que tanto tiempo había estado ocultando, pero tal vez ahora ya era tarde para expresar lo que sentía. Si no hubiera sido un cobarde desde el principio las cosas podrían haber sido diferentes para ambos.

Pero la realidad era la que era, y lamentarse no le iba a servir de nada. La recuperación fue bien aunque aún debía guardar unas semanas más de reposo en casa. Su intención era volver a la policía, era lo único que le quedaba, lo único que sabía hacer. Su apartamento era más frío que nunca, sentía que le quedaba grande, algo que desde hacía mucho no le ocurría. Sus días allí se basaban en dormir y beber, porque estas eran las únicas maneras que tenía para no pensar.

Cuando volvió a incorporarse a la policía se sorprendió saber que muchos de sus compañeros ya no estaban allí, como el comisario Rodríguez, de quien tampoco sabía nada, parecía como si todos se hubieran puesto de acuerdo para desaparecer. Fue asignado como jefe por la ausencia de Conway y ser de los rangos más altos, experiencia no le faltaba, aunque no podía evitar añorar estar bajo el mando de su antiguo superior.

Sus días eran bastante similares a lo que habían sido antes: del trabajo a casa y de casa al trabajo. No tenía interés en forjar amistades dentro del cuerpo, solo era trabajo. A pesar de lo que pudiera parecer su carácter se había suavizado un poco más, el tiempo en el hospital le dió que pensar y entendió que fue su actitud lo que alejó a Horacio en primer lugar. Sabía que no le podría tener nunca de vuelta pero al menos trataría de cambiar un poco su forma de ser, como si fuera una disculpa.

Pasó otro año y las cosas parecían asentarse poco a poco. Mejoró mucho más su condición física gracias a los ejercicios de rehabilitación y los medicamentos para el corazón. Dejó de fumar por órdenes del médico por más difícil que le hubiera sido, el vodka le hizo de substituto, pero claro que eso no se lo diría al doctor. A pesar de que hubo gente que intentó entrar en su vida, él se limitó a poner barreras a estos. El único que podría merecer su corazón estaba en paradero desconocido, se prometió que, si alguna vez volvieran a encontrarse, dejaría de huir de lo que sentía, solo sería con él. Era absurdo, nunca antes había pensado en algo así, nunca le había dado importancia a lo que sentía, podía ser la edad que le hacía cambiar, podía ser que realmente no aprecias lo que tienes hasta que lo pierdes.

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