Cementerio

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—Adiós, Namjoon— me despedí del chico con una sonrisa.

—Adiós, Yoongi— me dijo de igual forma y luego de darnos un corte beso en la mejilla, cada uno se fue por su camino.

Me había pasado toda la tarde con Namjoon, absolutamente toda la podrida tarde. Charlamos, jugamos videojuegos, comimos helados, y sí, hicimos bastantes cosas, pero aún con su actitud carismática y tímida, no podía dejar de la mi odio y enojo por el simio Jeon.

"Cuatro ojos" fueron sus exactas la,abras dirigidas a Namjoon. ¿Es que era estúpido?

No poder sacar de mi cabeza a Jungkook, fue, sinceramente, irritante, como tener un grano en el culo y mantenerte sentado todo el día encima de él, simplemente, insoportable. Claro, usaba la mayor parte de mis pensamientos por el hecho de que estaba enfadado con él, pero eso no quitaba el detalle de que no podía sacarlo de mi maldita mente, era como una sanguijuela pegada a mi cerebro.

No quería pensar en él, y justamente fue en él en quien pensé toda aquella tarde.

Puta vida asquerosa y mugrienta,

Cuando llegué frente a la puerta de la casa Jeon, tuve que controlar mis ganas de lanzarme sobre Jungkook y golpearlo varias veces, ya que bueno, sería como que una hormiga intentara golpear a Hulk.

Es decir, ya no tenía dignidad para gastar.

Golpeé la puerta con el puño que formaba mi mano, y esperé a que alguien abriera. Después de unos segundos, la cabellera del simio se hizo presente al otro lado del marco de entrada.

—Hola— dije secamente, sin tener deseos de hablar con él.

—Hola— dijo cabizbajo. Al parecer ninguno de los dos tenía ganas de charlar.

Entré a la casa y me quedé parado en la sala de estar a observar cómo Jungkook cerraba la puerta de entrada. Sinceramente, cuánto lo odiaba desde que le dijo "cuatro ojos" a Namjoon y a mí "nerd". Fue en ese momento en el que me di cuenta de que en el fondo, Jeon Jungkook seguía siendo el mismo egocéntrico y popular de siempre.

Nunca cambió y no comprendía por qué yo había pensado que sí lo había hecho. Un pedazo de estúpido, eso era yo.

—¿Dónde estabas?— me preguntó Jungkook con un tono de voz apagado.

Bufé volcando los ojos. Debía ser una broma el hecho de que luego de dirigirse tan fríamente hacia mí, ahora me estuviera preguntando aquello.

—¿Te importa?— dije con ironía.

—Sí— respondió él mirándome profundamente, y haciéndome dar cuenta de que tenía los ojos rojos.

Abrí la boca para responder poniéndome a la defensiva, cuando una llamada telefónica interrumpió nuestra conversación. El teléfono de la casa. Jungkook contestó.

—¿Aló?... Sí... ¿Yoongi?... Espera— dijo Jungkook viéndose cortado algunas veces por la voz de la otra línea. Puso una mano en el auricular y se dirigió hacia mí—. Es tú mamá.

Me quedé desconcertado. ¿Mi madre? ¿Mi madre llamando? ¿Llamándome a mí? Vaya, es más de lo que nunca esperé.

Y cómo el buen hijo que soy, tomé el teléfono y respondí.

—¿Mamá?

—¡Yoongi!— exclamó ella al otro lado de la línea.

Fruncí el ceño notoriamente. Tanta alegría me daba miedo.

—¿Pasó algo?— le pregunté extrañado.

—Sólo llamaba para saber cómo estabas— ajá, sí, te creí—. Te extraño mucho Gi — okay, tal vez mi madre si me llamaba para saber cómo me encontraba.

viviendo con el nerd (kookgi) Adap.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora