Secretos, sexo y plegarias

1.5K 93 144
                                    

Lo estuve esperando por más de media hora. Yo había llegado a la universidad más temprano de lo normal con el único propósito de esperar a Naruto e interceptarlo antes de que comenzara la primera hora del día.

Ya faltaban diez minutos para que lleguara el profesor, y el tarado aún no aparecía.

Maldije miles de veces en mi cabeza.

Siendo honesto, me había pasado literalmente toda la noche intentando comunicarme con él, ya que no quiso quedarse a escuchar mis excusas de porqué me encontró de esa forma comprometedora con mi hermano, pero no atendía mis llamados ni respondía mis mensajes. Básicamente, hizo silencio de radio.

Estúpido Naruto...

De pronto lo vi caminando a unos cuantos pasos de mí y noté que estaba siendo acompañado por un chico pelirrojo. Parecía que hablaban como si fueran mejores amigos de la vida; bueno, de hecho, Naruto es el que hablaba, el otro simplemente escuchaba.

Lo que tiene mi amigo tan particular es que, sin pretenderlo, suele generar en el otro esa sensación de comodidad y confianza como para crear una amistad increíblemente fácil...

—¡Naruto! —exclamé antes de pararme frente a ellos, impidiéndoles el paso para ingresar a la Universidad.

Él frenó en seco y me devolvió una mirada de fingida sorpresa.

—Ah, Sasuke...¿cómo estás? —preguntó como si nada, con desesperante inocencia.

Entonces llevé mi vista hacia el pelirrojo y enarqué una ceja, mirándolo de arriba abajo, como inspeccionándolo detenidamente. Esto le produjo cierta incomodidad a ese chico pero no dijo nada al respecto, tan sólo mantuvo su mirada en mi amigo.

Luego volví a centrarme en el susodicho, quien al parecer prefería hacerse el estúpido y evitar la obvia charla que nos debemos.

—Te estuve llamando toda la puta noche —le recriminé. Él se encogió de hombros e hizo una mueca con su boca, como si estuviera analizando algo en su cabeza. Quizás buscaba la manera de seguir zafando de tener que hablar conmigo.

Pero al final:

—Oye, Gaara, adelántate...en seguida te alcanzo —le pidió al otro con una dulce sonrisa, éste asintió poco convencido, aunque le sonrió de igual forma, y luego se fue.

¿Gaara? ¿Desde cuándo se habla con otras personas que no sea yo? ¿De qué mierda me perdí?

Entonces, cuando estuvimos solos, Naruto se puso un poco nervioso y comenzó a rascarse el antebrazo.

—Lo siento, no le presté atención al móvil anoche —fue su simple excusa.

No le creí nada.

—Necesito que hablemos.

Ignoré aquel comentario. Sólo quería aclarar las cosas con él. No podía quedarme de brazos cruzados imaginando que le podía llegar a contar a medio mundo sobre mi relación con Itachi, porque algo es seguro, ¡Naruto es un increíble bocazas!

—¿De qué? —comenzaba a fastidiarme su "simulada ignorancia".

—Ya sabes —gruñí y fruncí el ceño —. De lo que viste anoche...

—Ah...de eso —rodó los ojos y comenzó a jugar con los dedos de sus manos.

¿Es idiota o se hace? ¡Acaso no le resulta obvio que quiera charlarlo con él!

Maldito dobe...

—Oye, escúchame, lo que viste fue-

—No tienes que darme ninguna explicación, 'ttebayo —me interrumpió, al parecer ya más relajado —. No somos nada después de todo. Así que lo que hagas con tu vida personal, es problema tuyo. Aunque no creí que fueras a acostarte con tu propio hermano.

ItaSasu: Herederos de un pecado [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora