Amo la manera en que mientes

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Vi que pestañeaba al encontrarse visualmente conmigo, pero a su vez permanecía muda. Luego elevó una ceja, un tanto retadora.

Por mi parte, fui describiéndola a medida que la observaba de pies a cabeza. Se trataba de una mujer de cabello muy largo y rubio platinado, sus ojos eran increíblemente llamativos de un color verde claro, era delgada y tenía una mirada altamente seductora...en resumen, era perfecta y muy, muy hermosa.

Yo había bajado a la sala antes que mi hermano –él aún debía estar alistándose para estar más presentable –, pero yo necesitaba con urgencia ver a la maldita que se hacía llamar "prometida" de Itachi.

Quería creer que era una broma de mal gusto, pero tenía que corroborarlo con mis propios ojos. Aún así, por la forma en que me miraba, su firme postura repleta de confianza y por lo seria que se encontraba mi madre, supe que no era ningún chiste.

El tema aquí es entonces, ¿cómo fue que mi hermano se comprometió con esta mujer? Claro, si considero que me aseguró ser yo la única persona a la cual amó todos estos años, a pesar de haberse ausentado por tanto tiempo. Es más, justamente por eso intentaba mantenerse lejos de mí en su momento.

Nada tenía sentido.

Me quedé ahí parado de brazos cruzados, con el ceño levemente contraído, tan sólo mirándola inquisitivo, como si buscara algo malo en ella. Algo que me hiciera creer que yo era mejor candidato para estar con Itachi...

—Oh, disculpa, no te presenté al menor de mis hijos —habló de pronto mi madre, llamando la atención de la rubia —. Su nombre es Sasuke —le sonrió dulcemente, tratando de ser cordial.

La mujer salió de su breve letargo en el cual también me estaba observando detenidamente, y en seguida esbozó una forzada sonrisa. Porque a mí no me va a engañar, no estaba feliz de verme.

—¡Sasuke! —vociferó aún sonriente y con voz chillona a la vez que daba unos pasos hacia mí moviendo sensualmente su cadera de un lado a otro. Se detuvo a pocos pasos de mí y me extendió su mano —. Tu hermano me habló mucho de ti, qué bueno que al fin puedo conocerte. Soy Ino Yamanaka.

Yo no correspondí el saludo –al igual que lo había hecho con Sakura –, y sólo me digné a dar un paso hacia atrás.

—Tsk —miré a mi madre, que se notaba preocupada por mi hostil actitud para con la recién llegada, y luego solté por lo bajo:—. Esto es absurdo.

La chica había abierto su boca para añadir algo ante mi "poco amistoso" comentario, pero de pronto Itachi se hizo presente y, sorprendido, se quedó inmóvil parado junto al último escalón.

—Ino...¿qué haces aquí? —susurró con una expresión como si hubiese visto un fantasma.

Bien, confirmado. Definitivamente se conocen.

—¡Hola, amor! —ella se abalanzó hacia él y lo abrazó como si su vida dependiera de ello, dándole un gran beso en los labios —. ¡Cómo estás, no sabes las ganas que tenía de volver a verte!

Desgraciada, no tienes idea de todas las miles de veces que te he asesinado mentalmente. Y de las peores formas posibles.

Itachi no entendía nada. Se quedaba como idiota tratando de caer en lo que pasaba, hasta que finalmente lo hizo, alejándola un poco de él.

—No me avisaste que vendrías —recriminó con voz algo ronca, pero sin intenciones de hacerle sentir mal o culpable por su inesperada visita.

—Si lo hacía, no hubiese sido una sorpresa —contestó ella en un tono pícaro a la vez que le sonreía con cierta sensualidad, y luego le hizo una suave caricia en la mejilla.

ItaSasu: Herederos de un pecado [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora