Impuros, Dios no está de nuestro lado

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Me sentía mal. Todo era como un gran Deja Vu.

Cada vez que mi relación con Itachi parecía ir tomando un buen rumbo, aparecía algo (o alguien) que lanzaba todas mis ilusiones por la borda, acabando con todo rastro de alegría en mí.

Todo esto me cansa, ¿acaso no me dejarán ser completamente feliz con él?

Es como si el mundo entero se opusiera constantemente a lo nuestro, y por consiguiente nos estuvieran poniendo obstáculos en el camino, volviendo nuestra relación todavía más complicado de lo que ya es.

Aún así, desde que acepté que me sentía atraído por Itachi me dispuse a darlo todo por él, incluso le regalé mi primera vez, algo que jamás recuperaré por más que así lo desee. El tema aquí es...que él también quiera darlo todo por mí.

Ahora estábamos Ino, Itachi y yo sentados junto a una mesa en un restaurante que no quedaba muy lejos de casa.

La prometida de mi hermano nos había pedido a ambos que la acompañáramos a cenar ya que tenía algo importante que informarnos respecto a nuestro padre y no podía hacerlo en nuestra casa.

Si otra fuera la situación me hubiese negado a acompañarles pero, considerando que Fugaku estaba involucrado, decidí aceptar. He de admitir que había logrado que mi curiosidad superara mi desprecio por ella...

—¿Y? ¿Vas a decirnos qué tienes que ver con nuestro padre? —mi hermano fue el primero en romper el silencio desde que habíamos llegado al lugar.

Lo único que supimos luego de haber escuchado el nombre de nuestro progenitor, quién efectivamente se encontraba del otro lado de la línea telefónica, fue que ella le respondió con un "sí, claro", y luego finalizó la llamada sin decirnos nada al respecto.

Todo fue muy raro...

Y lo que duró el trayecto hasta el restaurante se la pasó hablando de estupideces religiosas con Itachi, cambiándole de tema cada vez que él intentaba averiguar sobre aquel tema en particular. Ella nos dijo que lo explicaría todo una vez que estuviéramos en el lugar.

No sé, pero esto no me gustaba nada.

Hace tiempo que olvidé a ese hombre y ahora esta perra viene a traerlo de vuelta a mi vida, ¡acaso tiene ganas de torturarnos!

—Claro, cariño —le sonrió, serena —. Sólo intenta ser un poco más paciente.

—¿Por qué? ¿Esperamos a alguien? —inquirió ya un poco cansado de este asunto, era algo tarde y no tenía muchas ganas de perder tiempo en algo que ni siquiera comprendía. Yo estaba igual de agotado, entre el trabajo para la universidad y la gratificante sesión de sexo que tuvimos, ahora lo único que quería era irme a dormir y ya.

—Ya lo sabrás —respondió escuetamente.

Me estaba hartando todo su misterio. ¿Acaso vendrá el Papa a vernos o qué mierda?

Y para empeorar las cosas, el móvil de Itachi comenzó a sonar de pronto y él no dudó en mirar la pantalla del aparato para saber de quién se trataba.

—En seguida regreso —anunció mientras corría la silla hacia atrás con cuidado, captando tanto la mirada de Ino como la mía.

¿Me iba a dejar solo con esta estúpida? ¿No puede decirle que le llame luego? ¿Tan urgente es el llamado que tiene que salir afuera a hablar?

Carajo...

Antes de irse me miró a los ojos, los cuales denotaban súplica para que no me abandonara, pero ignorando mi mudo pedido, me sonrió en gesto de disculpa para finalmente, tras darme una suave caricia en la mejilla y modular un "lo siento" con sus labios, retirarse hacia la salida del restaurante.

ItaSasu: Herederos de un pecado [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora