Espada de Fenrir

Capítulo 45: Interludio: El pasado para superar

Kirei dejó escapar un suspiro mientras dejaba el laboratorio por el día, asintiendo con la cabeza a sus compañeros investigadores mientras salía. Abriéndose paso entre la multitud de personas que ocasionalmente bloqueaban su camino, se dirigió al ascensor del Piso del Laboratorio. Asegurándose dentro, esperó para ver si alguien más se unía a él antes de alcanzar el interruptor y seleccionar la Guarida.

Por un momento esperó escuchar una voz débil para pedirle que esperara, pero el momento pasó y el ascensor comenzó a descender.

Allí de pie, con las manos a los costados, escuchó la música que sonaba en el ascensor. Nunca se molestó en aprender el nombre de la canción, pero entendió por qué sonaba. Se suponía que debía inspirar a los que trabajaban en Fenrir, se suponía que debía llenarlos de resolución y determinación. Al menos, eso es lo que Kirei pensó que debía hacer. No sintió nada cuando lo escuchó. Fue solo ruido.

Cuando el ascensor se detuvo en la Guarida, salió. La cantidad de gente era mucho mayor que en el pequeño pasillo del que venía Kirei, y la gente dentro era mucho más variada. Eso probablemente tenía que ver con que la habitación actuaba como un lugar para obtener asignaciones y una sala de descanso improvisada. Se dirigió a la izquierda, evitando a todos los God Eaters y avanzando directamente hacia la salida del Gueto Exterior. En el camino, mientras bajaba las escaleras, vio a la mujer en el mostrador de recepción, Hibari si recordaba correctamente, le lanzó una sonrisa cortés antes de volver a mirar a su actual interrogador.

Le recordó a otra sonrisa, gentil y suave, desmentiendo el amor que aparentemente ella sentía por él.

Al cruzar la puerta, Kirei pudo sentir el agudo cambio de temperatura. Hacía mucho frío recientemente, tanto que de hecho algunas personas teorizaron que podría empezar a nevar pronto. La nieve era una rareza en Far East Branch, con la excepción del Tranquil Temple cerca de las montañas, y algunos padres estaban muy emocionados de mostrarles a sus hijos la nieve por primera vez. Con un suspiro, comenzó a caminar por la ciudad. El movimiento ocasional de rocas bajo los pies se yuxtapuso con el sonido de sus pies golpeando el suelo, y sirvió para hacer compañía a Kirei durante su caminata.

Pero en su viaje diario de regreso a su casa, miró a su lado y vio un gran edificio. No era un rascacielos ni nada por el estilo, pero en comparación con los edificios circundantes, era bastante grande. Por supuesto, la razón es clara si uno mira el letrero sobre la entrada del edificio: 'Orfanato del Lejano Oriente'. Era, como su nombre lo indica, un orfanato. En él, los huérfanos de familias relacionadas con God Eater e incluso los huérfanos que dieron positivo en la prueba de aptitud God Eater se mantuvieron allí. Viviendo en el orfanato había una Rin Tohsaka, la hija de su maestro.

Rin Tohsaka era un tema sobre el que no estaba seguro de cómo sentirse al respecto. O al menos, no estaba seguro de cómo se suponía que debía sentirse al respecto. Sabía que, como alumno de su profesor, era su responsabilidad cuidar de Rin. Especialmente porque no había nadie más para hacerlo. La esposa de su maestra había fallecido unos años antes que él, casi al mismo tiempo que lo hizo el único amigo de la familia. El propio padre de Kirei, quien había sido el maestro de su maestro, había muerto cuando Kirei se había convertido en adulto.

Y ella había muerto hacía unos años, sus palabras aún estaban frescas en su mente.

Así que solo él podía cuidar de ella. Debería haber sido él quien se preocupara por ella. Pero no lo hizo. Por alguna razón, la dejó en manos del gobierno y, al ver que era la última de su familia, la metió en el orfanato. Sin embargo, Kirei no se atrevía a sentirse mal por eso. Sabía que su inacción era algo malo, pero no sentía nada al respecto. En todo caso, había una ligera sensación de hormigueo en su pecho. Pero tal vez fue solo acidez de estómago.