Aeropuerto internacional J.F Kennedy
Después de cruzar todo el país logre llegar en una sola pieza a Brooklyn como siempre el Mustang me espera en la puerta, con su conductor apoyado en él, de brazos cruzados y esa sonrisa ladeada que tanto me gusta.
—Bienvenida— Corro hacía él y le rodeo el cuello con mis brazos, me tomó de la cintura y besa mis labios con la pasión de siempre.
Separo nuestros labios un poco para poder respirar y él retoma el control y me besa aún más fervientemente.
—West, para, por lo menos deja que lleguemos al departamento, nos está viendo todo el mundo.
Decir que las demostraciones de amor en público no son de mi agrado, sería mentira, amo que West me demuestre que me extraño en frente de todos. Ya es costumbre.
Entramos al auto y nos dirigimos a la zona central de Brooklyn, está un poco soleado y los edificios se dejan ver a la luz del día.
—Y ¿Cómo te está yendo en la escuela?— La mirada de West se siente a pesar de que lleva los lentes de sol.
—Bien por suerte, falta poco para acabar el año, así que solo faltan unos meses para poder estar juntos— Tomo su mano y conduce con la otra, levanta nuestras manos juntas y besa la parte de atrás de la mía provocando un cosquilleo.
—Te tendré solo para mí— Pensar que cuando venga a dirigir la empresa estaré más cerca de él, y podré disfrutarlo como se debe. Saldremos como pareja y no como amantes, como hasta el momento.
Vivir a escondidas con West es algo fácil dentro de todo, estamos lejos de nuestros conocidos y pocos saben de nosotros. En Brooklyn los únicos allegados que tenemos son los socios y empleados de las compañías de nuestros padres. Quienes a menudo nos ven juntos debido a que somos los siguientes en el linaje y tomaremos el mando de las empresas al mismo tiempo.
—Llegamos bombón— Se suelta de mi agarre y da la vuelta al coche para abrirme la puerta, todo un caballero.
—Gracias amor— Baja mis maletas y subimos al departamento. Gracias a mi padre tenemos este escondite en plena ciudad, con todo lo que necesitamos cerca.
—No respondiste una de mis preguntas ayer— Abre la puerta y las luces se encienden automáticamente.
—¿Cuál?— Me giró a verlo y él se acerca hasta pegar su pecho al mío.
—¿Recuerdas lo bien que lo pasamos la última vez?— Baja sus manos a mí trasero y lo aprieta— Como gritaste mi nombre una y otra vez en ese balcón— Levemente muerde el lóbulo de mi oreja— Como pedías más y no te querías ir a la mañana siguiente.
Mi conciencia viaja a aquel día, recuerdo perfectamente, cada detalle, cada gemido y cada palabra que salía de su boca. Cada vez es igual, cada vez el deseo por él se convierte en algo más fuerte y necesario.
Noto su erección y la forma en que sus ojos destilan lujuria. Pasó mis dedos entre sus cabellos y tiró de ellos para traer su boca de vuelta a la mía. Un pequeño gemido se escapa de ella, es un sonido tan placentero que es imposible no seguirle la corriente para escuchar más de él.
De a poco vamos perdiendo la razón y el deseo se apodera de nuestros sentidos. Mi falda cae al suelo y mi camisa es arrancada dejándome al descubierto ante sus ojos.
—Dios, no sabes lo que te extrañé— Una de sus manos viaja por todo mí espalda y luego me agarra por detrás el cuello, haciendo que quede mirando al techo mientras él deja unos besos húmedos por debajo de mi oreja.
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That Bitch
RomanceVenus, la preciosa chica de ojos celestes, ya no puede mantener más sus mentiras. Sus relaciones amenazan con derrumbar su mundo y sus secretos quieren revelarse cuando pone un pie en la casa de los Palmer para celebrar Acción de Gracias. Como su me...