El hombre del mercado

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Después de desayunar, Diana y yo nos dirigimos a la entrada del carruaje, pero antes de que podamos subir, mi padre sale corriendo de mi casa y sube antes que nosotras

-Lo siento chicas, Thomas fue avistado en la feria, no tengo tiempo que perder- sin más cierra la puerta y le grita las indicaciones al choffer.

Mi padre, Phillip le Fiore, es el comandante del regimiento de soldados de París,Francia, no es la primera vez que se va sin previo aviso.
Miro a Diana:

-Podemos caminar, no es tanto camino, además- no puedo continuar mi frase, el jardinero aparece desde el fondo llamándonos a gritos.

-Señoritas señoritas...ah...- se toma unos segundos para respirar- lo siento...- hace una reverencia hacia mí- creí que ambas eran de la servidumbre, es que necesito ayuda con uno de los regadores- se va corriendo al visualizar a la cocinera.

-Bueno, ya se nos hace tarde- la tomo del brazo- será mejor que vayamos ahora.

Salimos a la calle, donde en realidad sólo hay un par de personas, los jueves a la tarde no es un horario muy concurrido.
Pasan un par de carruajes al lado nuestro, también un perro marrón que perseguía una mariposa negra.

Estábamos por llegar al cruce del hospital, pero me llama la atención un joven, de aproximadamente unos 21 años, daba vueltas al frente de la puerta del hospital, tenía una camisa blanca, chaleco marrón claro, pantalones de vestir gris claro y un moño negro que le sentaba muy bien.
Tenía un reloj en la mano, sus manos eran grandes, tez morena, pelo marrón cortado a la moda y unos impactantes ojos azules que contemplé cuando se posaron en mí.
Él sonrió y sacó de su bolsillo un pedazo de papel arrugado, lo enganchó entre la pared y el la placa que anunciaba al hospital, me  guiñó un ojo y salió corriendo, justo antes de que mi padre apareciera corriendo desde la esquina y lo siguiera.

-No lo hagas- me suplicó Diana adivinando mis intenciones- no es bueno para ninguna de las dos.

-Oh vamos, no te da curiosidad saber qué dice? - y sin esperar respuesta corro a buscar el papel que ya se estaba por ir debido al viento.

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