only liars go to heaven

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CAPÍTULO EXTENSO.

Disfruten.

O no.

•••

Niall aprendió aquella noche a no subestimar el carisma de Lewis y su labor de convencimiento. Anna se había negado a beber al principio, pero después de contarle algunos chistes y preguntarle más sobre su vida ella terminó accediendo.

La noche en el pub le había parecido poco cerca a mágica. De hecho, fue fantástica.

La mesera había dejado de trabajar para ser un cliente más, y como buen caballero, Niall le había invitado sus tragos. Su amigo, el otro fantasma, había hecho lo suyo ligándose a una tal María del mismo bar.

El irlandés bebió muy poco después de reencontrarse con Ana, pues quería estar lúcido y consciente de que ella era real y tenía la oportunidad de disfrutar de su compañía una vez más.

Se inventó una historia completa como "Noah", pero trataba de poner más atención en lo que había sido de Anna después de haberse separado. Claro que se casó, eso fue lo que siempre quiso. Tuvo una hija pequeña a la cual la niñera cuidaba esa misma noche; su esposo había fallecido hacía unos años atrás, tras un accidente de auto.

Y ahora Anna se las arreglaba para mantener su vida "normal". Trabajaba en el mismo bar, en la misma ciudad, con las mismas personas. Nunca buscó otra vez a alguien con quien compartir lo suyo.

O eso le había contado.

Cuando la música del pub se hizo más ruidosa y todos se levantaron a bailar, Niall vio pertinente invitar a su amiga a distraerse un poco. Después, el mismo Lewis había armado la fiesta con una danza céilís en medio de un montón de desconocidos.

Anna y Niall bailaban al ritmo de la música. La danza social irlandesa es una tradición de variaciones y vida, normalmente conducían al descontrol y la armonía entre los participantes.

Y vaya que hubo armonía entre Niall y Anna cuando, después de un par de shots, entre risas y bromas decidieron llevar la fiesta a otro sitio.

A la mañana siguiente, Niall despierta en el mismo cuerpo, con una sed terrible y un ligero punzón en la cabeza. No reconoce la habitación, pero eso se aclara cuando a su lado distingue la figura de Anna dormida plácidamente.

—Ay, carajo...

•••

Ethan todavía no había llegado al encuentro de ese fin de semana. Iban a entregarles la mercancía en la esquina de uno de los barrios más pobres y peligrosos. El sitio no le inspiraba confianza.

Cuando lo nota acercarse, se separa del muro de concreto en el que se recargaba.

—Ethan, mierda—dice frente a él—. Pensé que ibas a dejarme solo con este montón de traficantes.

—Ni de puto chiste—se mete las manos a los bolsillos—. He demorado porque mi padre quería que arreglara unas cosas en el centro comercial.

—¿Dónde están?—pregunta Stan, nervioso y poco interesado en las otras ocupaciones de Ethan.

—¿Quieres relajarte? Jesús, no pensé que tuvieras tanta prisa.

Un auto con porte discreto se acerca a ellos. Un sujeto con chaqueta de cuero y tatuajes en las manos baja el vidrio. Les silba.

Ethan y Stan se acercan, discretos.

—¿Eres tú?—el tipo asiente. Les tiende un paquete envuelto en papel cartón discreto.

only gays go to heaven | l.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora