ɢ ᴜ ᴄ ᴄ ɪ ɢ ᴜ ᴄ ᴄ ɪ

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Horacio no esperó a que su hermano regresará a casa para ir a la supuesta entrevista de trabajo para la cual lo habían contactado. Él había modelado un par de veces para unas pequeñas marcas de ropa interior dentro de la cuidad. Con la esperanza de que, aquel extraño le hubiese localizado para dicho trabajo, pues no había realizado otro a parte de ser poli, se encaminó con velocidad a la ubicación mandada hacer unos minutos por dicho desconocido.

Había tomado el mini, pues el aplasta problemas se lo había llevado Gustabo. Tardó aproximadamente unos veinte minutos en llegar.

Lo había citado en un cafetería cerca de la comisaria. Iba vestido listo para impresionar al desconocido con su espectacular sentido de la moda, una blanca y apretada camisa adornaba su torso, casi transparente, dejando ver su piel morena y los músculos bien hechos, abierta hasta su ombligo como él solía usar las camisas, y como único centro de atención, olanes caían por las muñecas del chico, con un pantalón negro de cuero, resaltando notoriamente sus glúteos. Llevaba, ligeramente, fajada la camisa.

Entró al local con un leve meneo de caderas, unas cuantas miradas se posaron en él, reconociéndolo o admirando su atuendo, no se movió hasta que vio como un hombre de mediana edad le dirigió la mirada y le dijo con esta que era él el tipo que buscaba. Horacio caminó hasta ahí con un paso ya un poco inseguro al ver las pintas del contrario. El hombre que parecía casi de la edad de Conway, si no es que un poco más grande, iba vestido con un traje color crema, una camisa negra y la corbata del mismo color que el traje, su cabello totalmente negro iba peinado hacía atrás hasta la última hebra, de una tez un poco más morena que la de él, con una barba rasposa que asomaba en una quijada dura, una notoria cicatriz le recorría desde el comienza de la ceja derecha hasta atravesarle toda la nariz. Estaba sentado con el tobillo sobre la rodilla y sosteniendo un vaso ancho que dejaba ver un líquido ambarino.

Horacio se acercó con las piernas temblando y el corazón palpitando fuerte, sintiendo que en cualquier momento salía de su cuerpo. Tomó asiento dudoso y alzó sus comisuras levemente para formar una diminuta sonrisa en su rostro.

— ¿Horacio?

En la espalda del chico asomó un escalofrío que no pudo disimular cuando escuchó la voz del que tenía delante. Era tan grave como la de Conway, pero esta traía un toque distinto, era más suave, más seductora, más envolvente. Concordaba totalmente con su apariencia. Horacio se removió un poco en su asiento, se encontraba tenso y nervioso, de tan solo ver la postura y escuchar su voz.

— ¿Usted fue quién me escribió?

Titubeó sin ocultar el nerviosismo que le provocaba, apenas había podido formular la pregunta. Tenía los pies sujetados alrededor de las patas de los pies y las manos metidas entre sus piernas, sudando. No se atrevía a mirar a los ojos al sujeto, apenas había mirado el vaso que sujetaba sobre la mesa, y con eso le basto para no estudiar su rostro.

El hombre asintió con una pequeña sonrisa, había notado la actitud que había tomado Horacio ante él, como reflejaba haberse intimidado ante su sola presencia. Esto le pareció tierno, sin embargo, no iba a mostrar más de lo necesario, por lo que su sonrisa fue borrada lentamente.

— ¿No gustas pedir algo? Yo invito.

Horacio negó apresuradamente, lo último que quería era causar molestias. Sacó sus manos de debajo de sus piernas y una se pasó nerviosa por su frente y la otra la dejó descansar sobre la mesa.

El sujeto no insistió, con gesto rápido se inclinó hacía delante, mirando mejor al chico, quién aún no se animaba a alzar la mirada completamente.

— ¿Tienes alguna idea del porqué te he contactado?

Repitió el gesto como respuesta, comenzó a tamborilear los dedos de la mano que reposaba sobre la mesa. Su repentino acercamiento lo había puesto a sudar. El hombre regresó al respaldo.

𝐋𝐄𝐓'𝐒 𝐏𝐋𝐀𝐘, 𝐁𝐀𝐁𝐘   [Multishipp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora