· Capítulo cuatro

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En los siguientes días pudo conocer mejor a Jisung, y era divertido verlo enojado, porque a Minho le daba mucha ternura. También cuando reía o cuando fruncía el ceño al no comprender algún tema, pero Minho lo ayudaba, así que era más fácil.

También se dio cuenta de que a pesar de ser rico, Jisung no lo tenía todo, sus padres no le prestaban atención por estar trabajando e incluso se olvidaban de su cumpleaños, pero el peliazul había dicho que ya no le afectaba.

También, al ser sociable, tenía amigos pero no podía considerarlos como tales, ya que sólo lo seguían por el estatus. Así eran, unos siguen a los que tienen más y muy rara vez se encariñan de verdad.

– ¿Y por qué yo?

– ¿Por qué? Porque no importa si eres pobre o rico, Minho, tú nunca te fijarías en eso. No te acercas a las personas por lo que tienen, sino por lo que son – tomó un poco de aire y siguió, mientras mantenía la mirada baja– . Podía ver que no te acercabas a las personas ni por su forma de ser, parecías asocial, ajeno a todo y entregado a tus estudios. A pesar de ser menor que todos nosotros, ves más cosas que nosotros no podemos ver. Me agradas, Minho – sonrió con un brillo especial en sus ojos.

– También me agradas, Jisung.

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“ SE BUSCA ”

 “ NIÑA DESAPARECIDA HACE TRES DÍAS, SUS PADRES NO SABEN NADA DE ELLA Y LOS POLICÍAS NO ENCUENTRAN ALGUNA PISTA.
LAS AUTORIDADES SIGUEN INVESTIGANDO SU PARADERO.
SI USTED LA HA VISTO, POR FAVOR REPORTE A LAS AUTORIDADES.”

– Sus padres deben de estar devastados, sólo tenía diez años – habló su madre mientras veía la televisión, estaban desayunando mientras veían las noticias.

– Muchos niños desaparecen a diario, algunos no regresan a casa nunca... Espero que esta no sea la ocasión y la niña regresé a casa – dijo Minho terminando de desayunar.

Lavó su plato y se fue a cepillar los dientes. Una vez listo, agarró su mochila y dejó un beso en la mejilla de su madre.

– Ve con cuidado, hijo.

Asintió y salió de casa.

En el camino no dejaba de pensar en la pequeña desaparecida, no era la primera. Hace un mes había desaparecido un niño de catorce años, la misma edad de Minho, y la policía aún no encuentra su paradero. La última vez que lo vieron fue cuando estaba en el parque, limpiando zapatos.

Llegó a la escuela saludando a Jisung.

– ¿Viste las noticias?

– Sí.

– Espero la encuentren, es sólo una niña.

– La policía sabe lo que hace y la encontrarán.

– Montón de flojos, no hacen una mierda por los demás, a menos que los beneficie a ellos. Flojos, flojos, flojos.

Y así se fue, Jisung rumbo a su casa. En el tiempo que llevaban juntos no había conocido a un Han enojado y molesto de verdad, en sus palabras se podía sentir el rencor y odio que llevaba dentro.

Él tenía algo que contar y Minho esperaría a que estuviera listo para decirlo.

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Otro mes y otra persona había desaparecido, esta vez alguien de veinte años y Jisung seguía comportándose extraño. Minho estaba cansado y preocupado quería saber porqué su amigo se encontraba así.
Esa vez, el peliazul no asistió a las últimas clases, se había escapado y Minho tenía la sensación de saber dónde estaba, así que al terminar las clases agarró sus cosas y se dirigió a la playa, le quedaba algo lejos a pie pero logró llegar y se dirigió a las partes llenas de piedras.

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