· Capítulo ocho

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– ¿Cómo convencieron a Jisung?.

– Los gemelos le dijeron que tenían información sobre su hermana menor, que si iba a la cabaña le dirían todo... Yo traté de comunicarme con él y decirle que no fuera, pero me ignoró.

–¿Por qué él? ¿Por qué no alguien más?

– Mi madre vío la situación de los Han y dijo "ellos no aprenden, perdieron a un hijo por prestarle más atención al trabajo, y están haciendo lo mismo con él, será mejor darles otra lección, que sufran en vida".

– Sabes que eso no tiene sentido, ¿verdad?

– Lo tiene para ella – Minho rodó los ojos.

El castaño siguió guardando algunas de sus cosas, tenía dos maletas. Mientras su madre estaba en la otra habitación arreglando las suyas.

El oficial no les había creído y Minho no se iba a quedar esperando a que lo mataran. Aunque ellos no eran el verdadero problema, tenía a Hyunjin, por quien tenía unos sentimientos tan extraños, y además estaba la parte del rubio, que quiere tenerlo para la cena.
Tal vez un poco de psicología y medicina podía ayudarlo.

– ¿Cuándo cumples años?

– En dos días.

– ¿Y no sientes algo en estos momentos? Como querer comerme ¿o algo así?

– De hecho sí – una corriente eléctrica se paseó por los brazos de Lee –, desde esa vez en la playa lo sentí, pero pienso en el castigo que recibí aquella vez y hace que no piense en clavarte los dientes, ¿crees que es seguro que vaya con ustedes?  Pueden irse sin mí, me encargaré de que no los sigan... Si voy los buscarán.

–No, no voy a dejarte con ellos, no vas a convertirte en ellos. Eres mejor que eso y estaré para ti. No eres mi familia, no eres mi hermano, no eres mi sangre, eres mucho más que eso y no voy a dejarte.

Un sollozo se escuchó y ambos voltearon a ver a la señora Lee, que los miraba con un semblante triste.

– ¿Podemos hablar?

Minho se acercó y ambos entraron a la habitación de la señora.

– ¿Por qué quieres que él venga con nosotros? Creí que no querías saber ni tener nada de ellos.

– Él no es como su familia, sé lo que dije, pero no puedo evitar el querer protegerlo. Sé que Hyunjin es mucho más que sólo un títere.

– Si estás tan seguro, creo en ti. Podemos hacerlo, salir adelante juntos... – acarició los cabellos de su hijo– Eres pequeño, pero tan grande a la vez.

Se abrazaron un rato. Cuando tenían sus cosas listas, bajaron y pidieron un taxi que los llevaría a la estación. El camino parecía normal, la noche iba cayendo.

En un segundo, Minho cerró los ojos, tratando de relajarse, cuando de la nada salió un enorme auto que impactó contra ellos. Las llantas resbalaron contra el pavimento, dando vueltas hasta salir de la carretera, quedando el auto boca abajo.

La señora Lee se había golpeado la cabeza contra la ventanilla, mientras el conductor había sido ahogado por la bolsa de aire, Hyunjin ya estaba inconsciente y Minho no tardaba en seguirlo, y lo que alcanzó a ver fue sangre y escuchó unos gritos.

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–¡Imbécil! Los golpeaste con mucha fuerza – exclamó la gemela.

– Si no te gusta hazlo tú. Siempre tengo que hacer el trabajo sucio.

– Calla. Nuestros padres están a punto de llegar, ¿Hyunjin ya despertó?

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