❥ 𝚏 𝚞̈ 𝚗 𝚏 ↷

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Luego de la conmoción en la calle, decidieron ir a la casa del rubio, pues estaba más cerca de ellos.

Tsukishima estaba realmente curioso, tenía tantas preguntas, ¿Acaso sobrevivió al accidente?, Pero si estuvo en su funeral, ¿Era un impostor? No, no podía serlo, tal vez se equivocaron en el diagnóstico y el funeral es algún recuerdo modificado de su memoria. A decir verdad, Kei no puede confiar en su propio cerebro en éstos instantes.

Una nueva ansiedad lo estaba consumiendo en el recorrido a su hogar.

[•••]

Llegaron a la puerta de su departamento sin ninguna palabra en el camino y su silencio era muy incómodo. Tanto por preguntar, unas cuantas respuestas y los nervios los consumía.

Kei cerró la puerta del departamento y Yamaguchi se dirigió a él con la mirada algo nerviosa y al mismo tiempo feliz.

— De seguro tienes muchas preguntas — comenzó el pecoso — y te las responderé al instante con ésto. — se quitó su chamarra y su remera, dejando al descubierto el torso con pequeñas constelaciones en ella.

Inhaló con fuerza, y sus ojos se llenaron con lágrimas, su corazón se encontraba destruido y un nudo enorme se adueñó de su garganta. Y con un movimiento de su espalda y un pequeño sollozo dejó salir un par de alas blancas.

Sus plumas eran igual de largas que un antebrazo y tan blancas como el pétalo de una cala en plena temporada de primavera.

— Si morí en el accidente y decidí ser tu ángel guardián, no podía ver cómo te intentabas suicidar y quise protegerte... — otro sollozo más fuerte salió de sus labios.

Los ojos del rubio estaban lo más posible de abiertos, su corazón se oprimió y su garganta siguió su ejemplo, tuvo un ligero temblor en su cuerpo y se mareó un poco. Se sujetó de la pared más cercana y trató de procesar lo que acababa de escuchar y ver.

Era Tadashi, su mejor amigo; él si falleció y siempre lo estuvo cuidando. Todas las veces que sus intentos de suicidio "accidentales" fallaron, fueron porque el pecoso lo empujaba o lo desviaba.

— Eras tú... La presencia que sentía cerca... ¿Viniste aquí para protegerme...? — preguntó algo emocionado.

— Sí... No podía seguir viéndote así, te veías sin motivación, sin ganas de vivir... Yo-Yo quería verte feliz de nuevo, quería ver tu sonrisa y que siguieras tu vida... — se limpió las lágrimas que recorrían sus mejillas.

Yamaguchi era un ángel, las plumas que observó en su departamento y la sombra que vio al despertar... Realmente era él.

— Venías a salvarme, de nuevo — dijo el rubio con una sonrisa triste, sus ojos estaban brillosos.

— Prácticamente, sí — de su boca salió una pequeña risa con dolor.

Ambos se miraron con tristeza, no podían creer la situación en la que estaban. Tsukishima entendió lo que siempre estaba extrañando, a su mejor amigo, a su confidente, la calidez que le otorgaba el menor.

¿Cómo pudo olvidar algo tan preciado? De seguro su mente quiso borrar lo que luego le sería doloroso: los recuerdos.

Yamaguchi se acercó con miedo, porque no sabía en qué estaba pensando el rubio tras saber todo de un golpe. Soltó un par de lágrimas al ver que éste no se alejó y solo abrió sus brazos para recibirlo.

𝘈𝘯𝘨𝘦𝘭 [𝘏𝘢𝘪𝘬𝘺𝘶𝘶 | 𝘛𝘴𝘶𝘬𝘬𝘪𝘠𝘢𝘮𝘢 | 𝘍𝘪𝘯𝘢𝘭𝘪𝘻𝘢𝘥𝘢]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora