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—Bienvenido a mi casa — le decía el peliverde al entrar a su hogar.El rubio entró pidiendo permiso, pero Yamaguchi le dijo que vivía solo. Tenía un baño bien decorado, su habitación como la de cualquier estudiante esforzado y una cocina bien equipada. Era perfecto para una persona y más si era estudiante, Tsukishima se sentó en el sofá de la pequeña sala de estar que estaba conectada a la cocina. Tenía una puerta corrediza en forma de ventana que guiaba al balcón. Tenía una gran vista desde allí, y eso le pareció raro por ser tan solo un universitario.
—¿Cómo pagas todo ésto? — le pregunta el más alto desde el sofá.
—Tengo un trabajo de medio tiempo, ¿Quieres una cerveza?
—Está bien.
Yamaguchi retira dos cervezas de su refrigerador, se sentó a un lado del rubio y bebieron juntos. Hablaron un poco de lo que hacían en la actualidad, aunque sabemos que el rubio hacía absolutamente nada, excepto esperar su muerte. Aún así, Kei escuchó atentamente todo lo que dijo y disfrutaba ver al menor con emociones tan marcadas al hablar de algo tan interesante. Cuando dieron las nueve de la noche, el pecoso se levanta y le dice:
—Prepararé algo para comer, si quieres puedes explorar por allí — sonríe ante su frase, invitándole a conocer todo su departamento.
Sin nada que hacer, decide levantarse y caminar un rato. Camina hasta el balcón y la brisa fresca que recorre la ciudad hizo que se estremeciera por el frío. Pero aún así, observa con detalle los autos, edificios con luces encendidas y como la vida en la ciudad continuaba. Yamaguchi le comentó algo de ser parte de la comunidad tecnológica de Japón. Se veía tan emocionado, se veía con un propósito. En cambio él, no tenía nada por el cual emocionarse.
— Maldición... — chasquea su lengua con frustración.
Sale del balcón y siente el aroma que le es familiar, su aroma tan delicioso que sus ojos se cerraron para poder disfrutar de la sensación. Era un olor de las verduras frescas al vapor, sonrió un poco al recordar algo.
❝ — Kei-kun, mamá me hizo mi bento, come conmigo — la luz le extendía su mano para guiarlo, y el rubio sin pensarlo demasiado, hizo lo que le pidió. ❞
Baja su cabeza, y frunce el ceño con confusión.
¿Qué es lo estaba recordando? ¿O son visiones?
Su corazón se agitó y su respiración se volvió forzada.
—Tsukki, ¿Estás bien? — le mira con preocupación desde la cocina.
—Eh, sí, sí, ¿Puedo usar tu baño un momento? — le pregunta.
—Claro, ve por mi habitación y llegas al baño principal — le sonríe.
"¿Acaso no se cansa de sonreír...?" Se preguntó internamente al ir caminando al baño.
Allí hizo sus necesidades, se lavó sus manos lentamente así como su rostro. Desde que vió a Yamaguchi a tenido diversas imágenes, siempre son en momentos específicos, así que no puede predecirlo. Suspiró al verse en el espejo, agitó su cabeza en negación y trata de olvidar todo eso que le perturba.
Salió del baño y examinó la habitación, algo que normalmente no haría, sin embargo, una aura le llamaba la atención. Fue hasta el ventanal que está a un lado de la cama, y a los pies de éstas, se encontró con unas plumas blancas de gran extensión.
No podían ser de un ave de la ciudad, las palomas y tórtolas tienen plumas pequeñas y algunas con color muy oscuro, no podría ser de una paloma blanca, pues esta pluma es más grande. No podría ser un ave más grande, en el zoológico más cercano no hay avestruces. ¿Podría ser un recuerdo de algún lugar? No, si fuera así entonces no estaría en el suelo como una prenda más. Fruncía el ceño, analizaba la pluma en todo su esplendor, hacía hipótesis y las descartaba al segundo.
Hacer eso con una persona -independiente de si es desconocida o no- es demasiado trabajo y esfuerzo por descubrir algo más. Dejó de analizar y con ello la pluma en donde la encontró y chasqueó su lengua con enojo.
» Ya es suficiente « pensó con determinación.
Caminó con una cara seria hasta el comedor, allí se encontró el rostro iluminado del menor. No podía dejarse "manipular" por alguien como él. Debía irse de esa casa lo antes posible.
—Ya debo irme — caminaba con algo de prisa hasta la puerta.
—¿Q-Qué? Ya es algo tarde, podrías quedarte aq... — fue interrumpido por el mayor.
—No, no puedo quedarme aquí — ni siquiera se dió la vuelta para despedirse de frente.
— ¡No! Por favor, quédate... — Yamaguchi lo agarró de la muñeca, era delicado incluso para hacer aquello, pero tenía un significado más profundo.
— ¿Por qué? ¿No quieres que muera? ¿Quién te dijo que debías cuidarme? ¿Mi hermano acaso? — hizo preguntas rápidas, pero con un gran peso en el pecoso.
— P-Porque y-yo te ex... — no completó la frase, su voz se rompió al último minuto y sus ojos nuevamente se llenaron de lágrimas.
El rubio ésta vez se dió la media vuelta, allí trató de ver el rostro del menor, pero estaba cabizbajo y su cabello cubría las estrellas protagonistas de esa noche. Por un momento, su corazón nuevamente se encogió, su garganta se cerró y su cuerpo comenzó a temblar. No entendía lo que sucedía con él, pero su cuerpo se movió solo y abrazó a Tadashi en sus brazos.
Una sensación de calidez que le era muy familiar y nostálgica, nuevamente un recuerdo llegó a él
❝ — K-Kei-kun... T-Tengo miedo... — dijo un chico con una voz rota.
— Tranquilo, yo te protegeré siempre — respondió el rubio ❞
— Tranquilo, yo te protejo — e inconscientemente dijo aquellas palabras que estaban en su recuerdo.
Quería excusarse, y decirle que era un error lo que acababa decir, de que ya debía irse a casa, aunque la razón no era porque debía hacer algo, sino porque aquel departamento era extraño. Quería irse por el tipo de situación que se encontraba, todo era raro, inclusive los recuerdos, de los cuales aún no puede reconocer.
Pero el abrazo por parte del menor se hizo más fuerte y esta vez si sollozó con fuerza contra su camisa. Con aquel movimiento, Tsukishima no pudo negarse y solo acarició los cabellos desordenados del peliverde.
— P-Por favor, quédate esta noche... — menciona Tadashi.
— Bien... — se tomó su tiempo para responder.
Yamaguchi presentaba una calidez que hace mucho tiempo no sentía con tanta fuerza, y aunque el rubio no lo quiera admitir, en el fondo le gustaba.
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𝘈𝘯𝘨𝘦𝘭 [𝘏𝘢𝘪𝘬𝘺𝘶𝘶 | 𝘛𝘴𝘶𝘬𝘬𝘪𝘠𝘢𝘮𝘢 | 𝘍𝘪𝘯𝘢𝘭𝘪𝘻𝘢𝘥𝘢]
Krótkie OpowiadaniaTsukishima estaba cansado de respirar, de comer, de pensar, cansado de existir. Y trataba de buscar la muerte en cada oportunidad que veía. Pero en el segundo que pensaba que lo lograría, alguien lo salvaba. Eso era una desgracia para él. Y un día...