🎒 El bolso . 🎒

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Se había quedado solo. Él sabía lo que sentía por Magnus, pero desconocía lo fuerte que podía ser. Sus lágrimas salían como fuente, el dolor en su pecho era descomunal, ¿cómo fue posible que Magnus lo dejará? Todo el día lo paso en la cama, no tenía ganas de hacer nada, todo había terminado.


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Al día siguiente, su dolor no se había desvanecido, quizás, no debía oponerse a la ejecución. Un pequeño ruido en su estómago lo trajo a la realidad. No podía darse por vencido, en su vientre estaba lo más sagrado de su amor. Magnus no permitiría que el pequeño muriera: «Mi princeso, nunca supiste de la existencia de nuestro bebé», pensó y sus lágrimas volvieron a caer. Se levantó y salió de la habitación, comenzó a revisar algunas puertas. La primera era una biblioteca. Su colección constaba entre libros y pergaminos viejos; la otra una pequeña sala con muebles rosa, al final del pasillo estaba la última, que era la cocina. En ella había los alimentos que requería para su estadía. Preparó el desayuno y lo comió completo. Lavó todo para salir a dar una vuelta. Casi en la mitad del pasillo estaban las escaleras, que daba a uno a los jardines, el chico se asustó al recordar las palabras de su padre: «Por cierto, no tendrás guardias, porque los necesito, estarás resguardado por Anu-Yahvé», no tenía idea que era eso.

Se sintió observado al llegar al jardín, era algo extraño, tenía la necesidad de saber quien lo estaba resguardando. Por más que busco, nunca lo consigo, después de un rato se sintió cansado y decidió regresar al dormitorio. Sus energías no eran las mismas, al igual que sus hormonas.


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El primer mes paso volando, su vientre estaba un poco más hinchado, estaba sentado en una de las ventanas escribiendo en un pergamino.

-Ya termine, mi princeso ya el cuento está listo -dijo Alec viendo su vientre.

Había pasado parte del mes buscando al Anu Yahvé, pero no lo conseguía, al igual que la puerta de salida. En ciertos momentos diseñaba cuentos donde le contaba a su bebé sobre sus viajes por los pueblos. Quería escribir uno que tratará de Magnus y su amor. Al agarrar su pluma sus manos temblaban con solo la idea, no tenía fuerza, su corazón dolía al pensar en su final. Bajo al jardín y se sentó debajo de un gran árbol, que le proporcionaba aire fresco. Su pasatiempo preferido era ver el cielo, mientras acariciaba su vientre.

-Te extraño Magnus -dijo al viento- ¿Por qué nos dejaste? Imbécil acaso no sabes lo que te necesitamos.

Su dolor era más fuerte, las hormonas lo estaban destrozando, corrió por un pasillo oscuro que no había revisado. Siguió hasta que sus pies tropezaron con algo en el piso, haciéndole caer de rodilla. Al abrir los ojos se dio cuenta que había un río de lava y del otro lado estaba la salida. Intentó levantarse, pero sus piernas le dolían, al hacerlo un mareo lo atacó haciendo que su cuerpo cayera hacia el río de lava. Cerro los ojos, no iba a luchar contra su muerte segura. Solo sintió que unos brazos lo sujetaron, mientras ascendía por el aire. No tenía el valor suficiente de ver que sucedía sus párpados estaban pesado, el fuerte olor a azufre le daba ganas de vomitar, al mismo tiempo que perdía la conciencia.

 No Busco Princesa . 👸🏻🤴 || «Malec»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora