7. El autobús

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POV Quinn:

Odio estar castigada, a pesar de que la madre de Britt nos cubriera, no me salvé del castigo de mi padre, todo está saliendo genial en nuestro plan de ascenso en esta pirámide social que es la preparatoria, pero sin duda este mes de castigo no hará nada más que retrasar el resultado final, si dejo pasar tanto tiempo, la gente ni se acordará de mi existencia.

Tuve que avisarles a Britt y Santana que no podría pasar por ellas este mes, ni mucho menos llevarnos a casa de Britt para pasar la tarde ahí, mi padre se encargó de dejarme difícil el socializar fuera de Mckinley, será mi chofer de la puerta de la casa a la de la escuela y viceversa.

- Quinny, cariño, ya te está esperando a la entrada tu padre - me avisa mi madre al asomarse por mi puerta. Me estaba terminando de arreglar la coleta de las cheerios, por lo menos en eso no fallaré este mes.

- Bajo en seguida - y aquí inicia mi pesadilla que terminará dentro de 28 días.

¿Quién se va a esta hora a la escuela? Estaré sola con el Sr. Kidney, el conserje, hasta que de la hora en que la gente normal llega.

POV Santana:

Y aquí me encuentro una vez más, caminando a la parada de autobús, creí que no tendría que pasar por esto de nuevo desde que conocí a Q, pero con el castigo que le pusieron también cuenta como lección para nosotras, si queremos aventón diario debemos de llegar temprano de las fiestas, o mejor aún, aprender a ocultar hechos a los padres de Quinn, es mejor esa opción, porque a la hora que la quieren de vuelta no alcanza ni para que comience la fiesta.

- ¡Santana! Espera - escucho gritar detrás de mí, y no necesito voltear para ver de quien se trata por dos razones, una es que, aunque ha pasado poco tiempo, ya conozco esa voz a la perfección, y la segunda es que parece que Britt siempre tiene una sobrecarga de energía, que en un segundo ya la tengo frente a mí, es un relámpago esta chica, quizá sean sus largas piernas lo que la hace tan rápida, o su agilidad sobrehumana, o ambas.

- ¡Hey Britt!, me alegra verte, ir sola en el autobús es horrible, nunca sabes con qué clase de persona te puede tocar compartir el asiento. En serio, una vez tuve que sentarme con una señora y su odioso hijo, se la pasó todo el camino pateando y llorando, odio a esas bolas pegajosas de mugre y moco que producen berrinches y mis dolores de cabeza- digo con desprecio de solo recordar a ese mocoso.

- Wow, alguien despertó muy positiva hoy, tranquila, no creo que siempre te toque un mal viaje - me dice regalándole una sonrisa mientras camina a mi lado.

- Lo siento, es esto de tener que despertarme más temprano para tomar el maldito autobús y no llegar tarde, necesito mis horas de sueño, la clave es entre más, mejor -

- Lo sé, yo tampoco quería volver a esto, encuentro confuso el transporte público, hay muchos autobuses de muchos colores, pero aun así todos tienen ese mismo olor, como si vendieran un aromatizante con olor a axilas -

- Agh ¡lo sé!, es desagradable - concuerdo con lo que me dijo.

- Oh, pero no me malinterpretes, no todas las axilas huelen mal, algunas las encuentro interesantes, de seguro tus axilas están bien -

- Okay Britt, creo que oficialmente ese es el cumplido más extraño que me han hecho, pero gracias, lo tomo - le digo riendo.

- De nada - me dice aún con su sonrisa tan extendida, no entiendo cómo se puede estar de tan buen humor a esta hora del día.

POV Brittany:

Al igual que nuestro primer día, tuvimos que correr para alcanzar al autobús; hay varias personas aún de pie tomando asientos.

The Unholy Trinity (comienzo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora