Hojas de Otoño (camren)

Invierno - 0

Problemas estomacales
Londres, Inglaterra
24 de Diciembre de 1989
(Camila point of view)

Luego de seis años, la vida me había puesto en jaque al traer de vuelta a Lauren Jauregui, la mujer a quien más he amado en mi vida, la que fue mi primer todo y a quien le rompí el corazón de una forma desagradable. La mujer a la que me arrepentí de haber traicionado y quien dejó una marca en mi que con el pasar de los años pensé haber cicatrizado, pero debí haberlo sabido, que si no me perdonaba a mi misma no podría superarlo. Debí haberlo sabido que cuando la viera con alguien más me iba a romper el corazón enteramente, ¿por qué siento que no pude salir adelante? ¿Por qué no me siento feliz de que ella haya superado el dolor y haya continuado su vida? ¿Por qué no puedo parar de llorar mientras me dirijo a casa de mi mejor amiga en donde me voy a disculpar para irme a mi casa?

Hace años que no la veía, a Lauren... sigo teniendo contacto con Taylor y Christopher, los veía todo el tiempo, a la niña de Taylor, seguíamos siendo muy amigos, pero el tema de Lauren era algo sagrado que ellos evitaban mencionar delante de mi por mi propia voluntad, fue algo que yo pedí y estoy segura de que ellos jamás tuvieron la intención de mencionarme algo con respecto a su hermana, pues sabían perfectamente que estaba herida al respecto y me sentía culpable por todo lo que hice. Si había algo que sabía de Lauren era que se había mantenido en el mundo del modelaje, que le iba espectacular como siempre y hace un tiempo supe que había culminado su carrera, es decir, ella ya era una abogada, era una mujer hecha y derecha, pero era lo único que sabía de la mujer que una vez fue mía, que fue el amor de mi vida y se esfumó en un instante, o más bien, la provoqué que se marchara, muy lejos de mi.

Yo aún pensaba en Lauren después de mucho, sabía que era por la culpa que sentía, la culpa no me dejaba amar a otras personas y rehacer mi vida, no podía decir que amaba a Lauren todavía, ha pasado mucho tiempo... pero me dolió demasiado saber que aquella sonrisa que tenía en el rostro algún día yo la provoque, que sus labios eran míos y los traicioné, sabía que era la culpa que no me dejaba olvidarla y lo peor era que ahora que sabía que ella estaba de vuelta, que la había visto con mis propios ojos sabía perfectamente que conseguir quitarme su recuerdo sería trabajo duro definitivamente. 

Traté de quitarme las lágrimas lo más que podía mientras veía más de cerca la casa de Dinah, estaba muy encendida, decorada adorablemente y me encantaba, pero no podía quedarme, no así. Me detuve al frente de la casa y observe a mi amiga salir de los brazos de su esposo y acercarse al coche cuando bajé el vidrio y le di una sonrisa suave.

" ¡Por fin llegaste! ¡te estábamos esperando! Alejandro y Susan ya están aquí. " Ella me dijo acercándose para darme un beso en la mejilla.

" Todo quedó hermoso. " La elogié mirando sus ojos marrones brillando " Y tú estás hermosa. " Ella sonrió pero me miró fijamente a los ojos durante unos segundos, odio sus presentimientos, sabía que me miraba así porque algo había conseguido que no encajaba.

" Tú también lo estás Mila, bájate ya, vamos a comer. " Dinah me animó sonriente y de verdad que no quería estropearlo.

" Yo... no voy a quedarme esta noche. " Su cara se volvió una expresión de confusión total " Estoy sintiéndome mal, vine a traer los regalos, los dejaré en tu habitación y volveré mañana, ¿okay? "

" Mila, ¿y cómo es eso? ¿Sola en navidad? ¿Que es lo que tienes? " Ahora sus ojos se miraban tristes.

" Sii, voy a estar bien china. Solo, me siento resfriada, además, la comida de Alejandro me dio Diarrea. " Mentí mientras la miraba observarme fijamente.