Una parrilla para dos
15 de Enero de 1990
Nothing Hill, Londres
(Camila point of view)Mi corazón encerrado en mi pecho latía tan casi tan fuerte como el primero de mis latidos cuando de una perfecta distancia podía ver la camioneta negra que se encontraba estacionada en frente de la casa de mi padre.
" ¡Maldita sea! " Juré con el corazón acelerado porque ahora como iba a enfrentar a Lauren Jauregui. No quería huir, de hecho, si quería, pero no podía dejarla a solas con mi padre, necesitaba saber que vino a decirle, por qué vino, así como también saber de ella. " Oh... joder Camila. " Me dije a mi misma orillandome lo más pronto posible cuando sentí un repentino temblor en mis manos y el mundo dándome vueltas.
Entonces lo noté, era la misma sensación que tuve cuando perdí a Bruno. ¿A caso estaba enferma? ¿Que estaba pasandome? Porque sentía como si me moría en aquel instante, como si me hallase presa entre cuatro paredes que se achicaban cada vez, como si quisiese simplemente correr lejos y no detenerme. " Cielos, ¿por qué demonios le tuve que decir lo que siento? " Me reclamé incluso cuando sabía que era demasiado tarde y es que era muy fácil haberlo hecho y luego estar lejos de ella (a pesar de que me doliera) lo difícil era ahora que tenía que enfrentarla y que estaba en casa de mi padre quien sabe por qué.
Miré la botella de agua en el posavasos y la tomé abriendola repentinamente sin mirar o medir con claridad lo que hacia simplemente la abrí y apreté la botella logrando que un montón de agua saliera disparada directamente hacia mi rostro mirándome el mismo y parte de mi ropa. Me regue el agua en la cara y sentí alivio. Abrí la guantera para sacar unas cuantas servilletas y me sequé lo más rápido que pude antes de bajarme como una mecha del auto y casi correr hacia la puerta de la casa, respiré hondo y toqué tres veces antes de recostar la sien en el umbral de la puerta.
Diablos ahora me estaba congelando, me había caído agua encima de la camisa negra que traía, tenía mi abrigo pero me pasaba el airesito en donde me moje y... ¡dios abran la puerta! ¿qué es lo que tanto hacen?
Hasta que sucedió.
" ¡Mila, hija! Llegaste en el momento perfecto. ¿Como estás? " Me abrazó suavemente " ¿Eso es agua o sudor? " Miró la mancha en mi camisa negra y el brillo de mi cuerpo mal seco. Lo miré fijamente y el levantó una de sus cejas, yo entrecerré mis ojos.
" Agua, agua papá, es agua. " Le contesté fastidiada y me indigné cuando lo vi reír " Que estamos en Invierno, Alejandro. ¿Como va a ser sudor? " Volteé los ojos y el simplemente se rió tirando de mi hacia dentro de la casa, yo solo mantuve mi cara de enojo hasta que lo vi a él.
" ¡¡CAMILA!! " Sentí sus pequeños brazos enredarse a mi al rededor casi tumbandome al suelo.
Ahí estaba Bruno, con una camisa de mangas largas blanca y un pantalón oscuro.
" Bruno... " Dije con mi mejor sonrisa porque el me la provocaba. Me arrodillé en frente de el y lo abracé mejor acariciando su cabello. " Tengo tiempo que no te veo. "
" Yo también te eché mucho de menos. " El dijo en voz baja y aquella frase simplemente hinchó mi corazón. Me separé para mirarlo a los ojos, aquellos verdes intensos y su sonrisa un poema al corazón. Pero la figura de su madre apareció justo detrás de el y captó toda mi atención.
Aquella imponente presencia me provocaba temblores en todo el cuerpo, físicamente no había nadie más bella que ella, para mi, sus ojos como dos joyas esmeraldas hipnotizantes hacían latir mi corazón incontrolable... ya estaba en el juego, ¿y ahora?
" Hola... " Dijo muy por lo bajo mientras yo me colocaba de pie rápidamente. Sus ojos impredecibles me taladraban por completo y sus mejillas algo sonrojadas me hacía pensar en que quizás ella estaba pensando en algo incómodo y ¿cómo no? En mi patética confesión tal vez.
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Hojas de Otoño (camren)
RomanceLauren Jauregui había vivido toda su vida en cuna de oro como modelo oficial de los diseños de su madre Clara Jauregui, la diseñadora más aclamada del momento, creadora de la marca Morgado and J. A los cinco años, Lauren comenzó a practicar equitaci...