Días de Prueba

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Cuando Mace le dijo a Axel que iba a pasar por una "prueba de fuego" junto con Yeinm, no se imaginaba algo como esto.

Estaban en una habitación cerrada del cuartel de la Guardia Imperial. El piso había sido recubierto de tizones aun ardientes mientras que Axel debía mantener el equilibrio sobre una barra de madera, con una sofocante y pesada armadura de plomo, dentro de la cual se estaba cocinando vivo, llevaba al menos tres horas en ese estado y ya comenzaba a dar signos de un golpe de calor, además del cansancio excesivo. Yeinm Ak-Sum estaba al otro lado de la barra, apenas inmutado por el sofocante calor.

El Elfo moreno apenas se inmutaba ante el ambiente acalorado, de hecho, presumía a Axel su maestría en cuanto a resistencia se refería, parándose en una sola pierna, alternándolas, parándose de manos, haciendo maromas, todo para ver si la voluntad o concentración del jóven caballero flaqueaban. Pero Axel seguía ahí, casi desmayado y cociéndose en su propio sudor.

— Este entrenamiento es muy común para los soldados novatos de donde vengo. — Explicó Yeinm. — Los mejores y más pacientes pueden durar días y con pesos mayores.

Pero Axel no aguantó días en ese estado, lógicamente. Poco después de pasar las tres horas se agachó sobre la barra y Yeinm hizo bien al entender que Axel Krygore no podía más; caminó tranquilamente sobre las brasas y ayudó al novato a refrescarse fuera. Vomitó y tuvieron que darle un baño fresco y darle ungüentos para las quemaduras leves en la piel; su recuperación tomó toda la tarde, pero luego de curarse, ya en la noche, Axel volvió al cuartel con sus sables y su armadura de Guardia Imperial, dispuesto a seguir con el entrenamiento.

La cara que tenía Yeinm Ak-Sum era una mezcla de sorpresa y alegría. Explotó en carcajadas, pensando que quizás el calor de la prueba de fuego le tostó la cabeza.

— ¡Podría jurar que eres masoquista! ¿Estás bromeando? — Dijo mientras se recuperaba de la risa.

— Para nada, capitán. — Respondió Axel con seriedad.
Esa noche, Yeinm expresó ganas de seguir explotando el cuerpo de Axel con entrenamientos demoledores pero ya había hecho su parte.

— ¿Cómo dice?

— Es parte de una tradición algo nueva. — Dijo Yeinm mientras tomaba una copa de absenta. — Es una serie de pruebas difíciles, una por cada capitán; ya sobreviviste la mía, ¡Y hasta quedaste con ganas de más! — Rió de nuevo el Elfo. — Mi trabajo ya está hecho.

— ¿Y de quién es el turno mañana? — Axel sintió curiosidad.

— De McAllister. Empiezan mañana al amanecer; como las rondas matinales les toca a mi equipo, ustedes están libres.

Yeinm Ak-Sum no se equivocó. A las 4:00 (primera hora) Jason McAllister despertó a todo el escuadrón y a las 4:15 ya todos estaban en el patio de entrenamiento. El sol no salía aún y Axel se percató de que era la primera vez que veía el patio de entrenamientos totalmente desierto y a oscuras; los grillos aún cantaban y, a lo lejos, un gallo hacía su típico canto vespertino. Las estrellas eran visibles aún y la brisa fría susurraba entre los edificios y los árboles.

Los subordinados de Jason McAllister recibieron el amanecer haciendo ejercicio y prácticas de combate y magia. Hasta ahora, Axel había acompañado al capitán que supervisaba las prácticas.

Fue entonces que Jason mandó a su escudero a traerle dos varas de combate de la armería.

— Vamos a pelear a distancia. — Dijo Jason mientras se retiraba las piezas de armadura de encima de su ropa normal, unos pantalones de cuero reforzado y una camisa con un dibujo de un caballo encabritado frente a un sol, el emblema de los caballeros McAllister.

El Mar Más Allá Del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora