Fuego y Cenizas

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La noticia al amanecer resultó genial para Axel durante la mañana, pero a medida que el día avanzó, se convirtió en un aburrimiento tremendo.

Seymar había convencido a Midas y al resto del Consejo Imperial de ir por tierra, escoltados por un grupo de exploradores. Mace y Simhaël protestaron bastante pero al final aceptaron la orden, cambiando a algunos soldados para aumentar la seguridad. John, sin embargo, intercedió para que se equipara a los soldados con mejores armas y armaduras, además de entregarles una ballesta de asedio por si las cosas se complicaban, por exagerado que pareciera. Total que la tropa salió de madrugada, poco antes de mediodía salieron por el castillo sur de Las Pirámides y, en tiempo récord, el ejército ya estaba saliendo de Haunted Woods, descansando en una ciudad cercana a la frontera con Atuts.

No había sido el mejor día de Axel. Aprovechando la velocidad y agilidad a pie que el novato tenía, McAllister lo asignó como mensajero, teniendo que llevar mensajes de un lugar a otro de la fila con rapidez; mucho le habría gustado ir con los exploradores, quienes se separaban por cientos de metros del grupo para despejar pasos e informar de lo que sucedía, pero solo le había tocado el susodicho puesto de mensajero, al menos no era el único. Al llegar la noche y asentarse en el pueblo, Axel estaba agotado y decepcionado de su encargo.

Antes de salir, tuvo oportunidad de conocer a los otros cuatro novatos que habían entrado a la Guardia Imperial con él, dos hombres llamados Amadeus el Bastardo y Marlon Birch, y dos mujeres llamadas Karen Vilmuth y Gina Saenz. Marlon y Karen estaban a las órdenes de Yeinm y McAllister y fueron elegidos para acompañar la escolta de los Dioses Penitentes, mientras que Amadeus estaba en la División Marina con Miriam, y Gina con la División de Inteligencia a las órdenes de Oliver Trant.

Desde antes, Axel se había extrañado de haber conocido a solo cuatro capitanes de los cinco capitanes de los que se hablaba en miles de anécdotas sobre la Guardia Imperial.

— La capitana Ming murió hace casi un año. — Aclaró Marlon, alto y barbudo con cabello rubio oscuro. — Era la capitana de la División de Reconocimiento, un grupo tremendamente ocupado, sus integrantes no sobreviven demasiado tiempo.

— ¿Cómo lo sabes? — Axel preguntó desde su hamaca en el establo donde algunos de los soldados pasarían la noche. El pueblo se había saturado de soldados en una sola noche.

— Mace me lo contó. — Marlon respondió. — Estaba en una misión y emboscaron a su grupo.

Argus llegó al rato con la noticias de parte de Mace, decía que el grupo saldría de nuevo tan pronto como saliera el sol.

— Me impresiona lo rápido que actúa el Comandante. — Expresó Marlon mientras sacaba un pellejo de sus cosas y tomaba un largo trago.

— Si Mace se entera de que tomas durante una misión... — Las palabras de Axel fueron interrumpidas de golpe por el mismo Marlon.

— ¡Cálmate, vamos! No me embriagaré, solo necesito algo de calor para pasar la noche.

— Nos guarden los dioses, pero ¿Y si nos atacasen ahora? — Dijo Argus quitandose la armadura y el cinturon con su espada corta.

— No estaré ebrio, se los dije ya. — Insistió Marlon. — ¿Han dicho algo de la comida? — Guardó el pellejo a la vista de sus acompañantes.

— Ya pagaron por ella. Tardarán un rato, no están preparados para recibir a tanta gente en una sola noche. — Argus se sentó junto al par.

El grupo comenzó a hablar de temas diversos, más que nada de experiencias pasadas y a lo que todos antes se dedicaban. Marlon contó que su familia era originaria de N'hlout, una isla grande al este del Imperio de Edén, cruzando el mar. Su padre era comerciante y su madre cantante, así que siempre viajaban por todas las provincias de la isla, pero quisieron llegar más lejos, así que compraron un barco para establecerse en las ciudades de Edén; sin embargo, unos estafadores endeudaron descabelladamente a su padre, quien enfermó...

El Mar Más Allá Del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora