T H I R T Y

7K 995 202
                                    





Siempre fue un poco hiperactivo, a muy temprana edad comenzó a mutar, eso solo ayudó a que lograra escapar con mayor facilidad de la tienda donde su madre lo cuidaba.

Luna, así lo llamaba, ella le dijo que ese era su nombre por el día de su nacimiento "La luna era grande y bonita" le decía la omega cada vez que recordaba ese día.

Nunca sintió como si ese lugar fuese su casa ¿Amaba el lugar? Sí ¿Amaba a la omega? Sí. Pero sabía que había algo más afuera. Quizás por eso le gustaba salir al bosque, algo dentro de él sabía que había perdido algo, en ocaciones soñaba que alguien lo buscaba, pero no sabía quien.

Aprendió a camuflarse, su madre le enseñó siempre a esconder su aroma, a esconder su lobo. Era su mecanismo de defensa ante cualquier ataque de afuera. El omega siempre tuvo curiosidad por el bosque, por si habían más lobos tras las montañas, el solo quería explorar, su madre nunca lo permitió.

Cuando cumplió los diez años, el  y su lobo tenían una conexión especial. El omega podía pasar días enteros en su forma animal sin perder la conexión con su parte humana. En un intento de cuidarlo, la omega le pidió a Caltha que lo cuidara y vigilara en sus travesías por el bosque, así es como ambos comenzaron a salir al bosque, a descubrir el lugar juntos.

Sus excursiones siempre terminaban en discusiones, Caltha siempre quería tener la última palabra, quizás imponerse por sobre el omega, este último nunca haciendo caso, muy extrañamente su  lobo nunca se sometió al de ella. Es que sus lobos a temprana edad se manifestaban indicando que es lo que eran y a quien no querían. Justamente lo último, era lo que el omega tenía más claro.

El omega era observador, rápidamente se dió cuenta de que si trataba a Caltha como su alfa esta lo consentía en todo, así es como el omega un día le dijo que el quería que ella fuera su alfa, no sabiendo de lo profundo que calarían esas palabras en la mayor.

Una noche simplemente el omega quería estar solo y como siempre la alfa no se lo permitía. El omega rogó a la alfa que lo dejara unos minutos más allí, este le prometió que iría luego, que si lo dejaba al otro día harían lo que la alfa quisiera, la chica a regañadientes aceptó.

El omega feliz esperó que la chica se alejara y comenzó a correr lo más lejos que pudo. De un momento a otro sintió sed, comenzó a buscar algún arroyo para poder saciarla y quizás descansar un rato. Llegó a una pequeña laguna, se acercó lentamente y bebió, luego de eso durmió.

Comenzó a mover su nariz, nunca había sentido ese olor, ese aroma. Abrió los ojos y vio como un lobo azabache estaba acostado a su lado, algo dentro de el se encendió. Se levantó y observó cada parte del tímido lobo azabache.

¿Acaso no se presentaría?

Vaya que era tímido, pensó. El omega estaba acostumbrado a jugar, comenzó a imitar los movimientos del otro, claramente no estaba captando su indirecta. Comenzó a saltar en su lugar para ver si el otro lo imitaba pero nada.

Que aburrido, pensó.

Si no se presenta, tendré que hacerlo yo. Dicho y hecho. El lobo se acercó a olfatear al azabache, este se quedó quieto, el omega siguió olfateando, de pronto sintió como de la piel del otro comenzaba a aflorar un incipiente aroma a madera, su lobo comenzó a lamer el pelaje del otro, entre más lo hacía, mas aroma a madera y canela se esparcía por todos lados. Su lobo contento comenzó a liberar de su propia esencia, quería regalársela a ese lobo.

Amó tanto el aroma, que hizo suyo el aroma a canela que desprendía el otro, mezcló su aroma a vainilla con el del lobo y lo hizo parte de sí. Quizás como reconociendo a ese alfa, quizás como marcándose de ese alfa.

Camouflage / Omegaverse / Taekook ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora