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La luna roja era señalada en el calendario como una fecha maligna, marcada con grandes letras negras y un símbolo de muerte. Las víctimas eran ancianos que no pudieron correr a casa después del trabajo, adolescentes que pensaban que era un juego para asustar a los infantes que se portan mal, niños que se dice no soportaban la maldad en el ambiente, víctimas de la pobreza e ignorancia que buscando un pueblo menos pobre venían aquí, donde te daban casa sin dar ni un solo peso a cambio, solo que te quedaras y aguantarás lo suficiente.

Alrededor de diez a quince personas morían, entre niños, ancianos y adultos, cada mes en un inicio de su llegada, ahora solo eran unas cuantas personas descuidadas las que aparecían muertas de cualquier forma.

Quemadas, decapitadas, ahorcadas, apuñaladas, desmembradas y un montón de formas más que hacía parecer que era todo un pateo de juegos, un ser maligno con mucha imaginación y tiempo libre.

Se comenzaron a tomar precauciones. Las personas cerraban sus puertas, marcaban sus animales y rezaban para que la noche pasara más rápido, el frio no calara tanto en sus huesos y sobrevivieran un poco más.

Algunos Alfas incluso habían tratado de detener a lo que fuera que mataba a las personas, pero su destino era siempre el mismo, su fin. Muchos Omegas terminaron sin familia, después prefirieron abandonar la idea y se fueron a una mejor, una que los hiciera sentir un poco mejor, culpar a alguien de su perdida.

Para mí siempre había sido una fecha cargada de resentimientos y desaprobación. Había nacido un 6 de mayo, lo que significaba por estos lados que nunca había recibido una felicitación por parte de nadie, por supuesto, no se suponía que era una fecha para celebrar, pero más allá de eso, de compartir una fecha, yo había sido el causante de todo esto, o al menos eso era lo que recordaba que se murmuraba cada vez que salía de mi apartada casa, donde éramos recluidos mi madre temporal y yo, moriríamos en esta casa, solos como la escoria que decían que éramos.

Ni siquiera el hecho de que los dos fuéramos Omegas nos daba el bajo estatus, era más bien de donde proveníamos, y a donde iríamos a parar si nunca me casaba y me iba, apaleados por los lugareños, probablemente.

—BaekHyun. Aléjate de la ventana —voltee a verla sorprendido, su voz me había sacado un pequeño susto.

Estaba cargada de tensión, ella también tenía miedo, su rubia cabellera estaba desordenada, aun había masa en sus manos, había venido apresurada, ella sabía muy bien, olía el peligro, ya casi era la hora.

—Pero es mi cumpleaños.

Era una petición, ella sabía lo que estaba pidiendo, quería seguir viendo por la ventana, ver cómo la luna comienza a tornarse roja en este día tan especial, sentirme vivo entre esas cuatro paredes, con una corriente eléctrica recorriéndome el cuerpo apenas la luz roja empezaba a cubrir la luna y pintaba todo de rojo, todo se sentía más intenso, y era por esa intensidad que rogaba por verla por un momento, solo verla.

Era un sentimiento inexplicable, eufórico, de salir y aullar a la luna y buscar, buscar desesperadamente por algo que estaba allá afuera esperando por mí.

—BaekHyun —reprochó jalándome fuertemente por el hombro.

Sisee de dolor, la aparte bruscamente, ahí íbamos de nuevo.

—Quiero ver, solo ver, un poquito, me gusta la luna roja Moon-Yeong.

Sus pequeños ojos se contrajeron detrás de sus gruesos lentes, parecía ahora más que aterrada.

—Soy tu madre BaekHyun.

Los dos nos parecíamos tanto como un pescado a un pan, no solo físicamente, también nuestras personalidades eran muy diferentes, el agua no se mezcla con el aceite, tan densa que, si me dejaba envolver en ella, me ahogaría.

Reed moon | ChanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora