𝑬𝒏𝒕𝒓𝒆 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒔𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒚 𝒑𝒓𝒖𝒆𝒃𝒂𝒔.

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II

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Cuando sonó la alarma en su habitación Jiang Cheng estaba tan despierto como cuando se había ido a dormir.

Fue otra de esas noches. Recordaba justo haber caído en su sueño cuando sintió los llantos y fuertes gritos de la habitación de su hermano, un poco distraído, aunque acostumbrado salió de la habitación y buscó con algo de torpeza la llave de la otra recamara.

Los gritos esta vez eran demasiado fuertes y desgarradores, y cuando eso ocurría hacer que su hermano se calmara le consumía mucha de su energía.

Las lagrimas salieron de sus ojos nuevamente mientras veía frente a él la débil posición de su hermano mayor, quien entre desvaríos y gritos aferraba sus manos a su cuerpo como si su vida dependiera de ello.

Una y otra vez intentó tocar una melodía suave, pero entre más se concentraba, más desesperado se ponía haciendo que saliera una música que en realidad no era relajante para nada.

Pasaron muchos minutos que no se atrevió a contar hasta que su hermano por fin pudo calmarse un poco más, y cuando estuvo más sereno dejó de tocar el instrumento en sus manos.

Suspiró completamente agotado, su hermano aun dormía; en realidad por muy horrorosas que fueran sus pesadillas no se despertaba, solo se quedaba dormido entre sollozos temblando nerviosamente.

Eran altas horas en la madrugada, y decidió que esa noche podía quedarse con él, hizo un espacio en la cama entre su hermano y se acurrucó mirándolo tristemente.

Lagrimas secas se posaban en las mejillas de su hermano mientras lo veía, «¿Cómo puedo ayudarte?» pensó amargamente, se sentía completamente inútil, presumía de su fuerza y valía y al momento en que su hermano más necesitaba no estuvo para él, solo se imaginaba lo que podría haber vivido, solo se imaginaba lo mucho que habría sufrido para que luz se apagara, era un actor, era una estrella, era solo sonrisas, y ahora no quedaba nada.

La madrugaba transcurrió sin más y cuando escuchó el sonido de la alarma en su habitación salió sigilosamente de su cama, hubiera deseado recostarse un poco, pero en realidad no podía y eso lo sabía totalmente, tenía que irse y atender sus responsabilidades.

Hacía un tiempo atrás que había despedido a todos los sirvientes, honestamente su humor iba de mal en peor a diario y de esa manera no podía aguantar cualquier imprevisto sin estallar, ni siquiera los discípulos de su secta aguantaban su muy mal humor, los temas que tenia que tocar en realidad no eran mas que mera burocracia y muchas veces deseo poder delegar las responsabilidades mientras se encargaba de cuidar de su hermano y su familia pero siempre al final se obligaba a continuar con su trabajo.

《ENTRE JADES Y ORGULLO》 XiCheng × WangXianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora