capitulo 9

191 24 0
                                    

LEO.
—No quiere que le hables más me cae pésimo. – La voz chillona de Zoe me ha atormentado con el mismo tema durante cuatro semanas y media, hay veces que me gustaría desconectarme del mundo para no escucharla.

– Ya se Zoe, no me he acercado a ella en este tiempo ¿Te puedes calmar? Si el director te sigue viendo por aquí llamarás a tus padres, – me encontraba en el patio trasero del instituto con mi novia quien llegó hace más de media hora y no se ha querido marchar de mi lado, porque dice que Dey esta tramando algo.

—No me dirá nada, a menos que desee que su auto último modelo sea destrozado,—comentó con una enorme sonrisa que decía por todos lados 'Maldad corriendo por mis venas' asentí y seguí comiendo mi manzana la cual arrebato de mis manos pegó un mordisco, arrugó la cara y al no gustarle la arrojó lejos.

Tome aire profundo para relajarme y no gritarle unas cuantas cosas.

– Zoe iré a clases, —me puse en pie- hablamos luego. —La dejé sentada y tomé rumbo a los salones.

Me encontraba en clases de biología hablando sobre los genes y demás cuando la puerta se abrió dando un fuerte golpe todos volteamos a ver a la persona que sería castigada. Para mi desgracia y la diversión de Seth mi novia entró con su tan normal movimiento de cadera

—¿Qué cree que hace la señorita Brokke? —preguntó el profesor casi rojo de ira. Zoe le alzó una hoja que este ojeo y luego asintió.

– Bien siéntese, pero haga completo silencio o la saco – con una enorme sonrisa tomó asiento tras de mi

– He vuelto bebe -susurro- el director aceptó que volviera para animar el juego – asentí y dirigí mi vista a la pizarra.

Esta mujer lograra que tenga un colapso, no tengo ni la más mínima idea de que hizo para que el director la dejara entrar de nuevo a clases pero algo bueno no fue.

El olor a esmalte de uñas estaba por asfixiarme, a veces me pregunto por que soy tan flexible con ella. —Cariño. ¿Podrías dejar de pintarte las uñas en clases? —Susurre apenas audible para que solo ella escuchase.

—No. Este es rojo pasión y tanto en mis labios como en mis manos se ve divino. —Todos voltearon a vernos luego de lo que dijo la chica que tenía sentada tras de mí, el profesor la ignoró y siguió copiando en el pizarrón en cambio ella sacó una bolsa de chicles de su cartera de diseñador y se metió tres de un golpe.

Mi paciencia se estaba acabando y cada vez más, mientras ella masticaba el chicle con la boca abierta, tarareaba una canción con su nariz y pintaba sus uñas mientras pateaba mi asiento.

—¿Podrías dejar de hacer eso? —Ya estaba, me había cansado y perdido la cordura, todos incluyendo al profesor nos observaron como si estuviera a punto de suceder una batalla épica.

— No, — comento de nuevo con su nariz y masticando el chicle con la boca abierta, tomé mi libreta al notar que el profesor no le diría nada y me senté al otro lado del salón.

—Hermano, no me dejes aquí. —Note a Seth colocar cara de perro arrollado y no pude evitar sentirme mal por mi mejor amigo. Di media vuelta en mi sitio y volví a tomar asiento en donde me encontraba hace unos segundo.

—Gracias. —Susurro por lo bajo y yo pateé su asiento para que entendiera que me debería una.

—Ves, al final no puedes estar tanto tiempo lejos de mi.

Juro que si tuviera todo el dinero del mundo y podría cambiarlo por una operación en las fosas nasales de Zoe que lograran arreglar su tono de voz, lo haría sin quejas.

—Como tu digas amor. —Solté de manera venenosa mientras la escuchaba mascar cada vez más rápido y molesto.

La clase terminó y di las gracias a Dios por ello, me levanté tan rápido como pude, pero cuando estaba a punto de cruzar la puerta junto a mi mejor amigo alguien me dio un empujón golpeándome contra la puerta.

—Primero las damas mi amor, —soltó un beso superficial dejándote hecho una fiera justo frente a la puerta.

—Si a eso se le puede llamar dama entonces no quiero saber como debe ser su caballero. —Fulmine a Seth con la miraba y este solo alzo los hombros.

—Larguémonos de aquí antes de que quiera buscarla y aventarle mi libreta en su cara,—mi amigo asintió y justo nos retiramos a un sitio en donde estábamos seguro que Zoe no llegaría.

El cuarto del conserje era nuestro sitio favorito desde que descubrimos que mi novia y sus amigas detestaban este lugar porque destrozaba su imagen.

—Jake Mate, —comente estirándome en el lugar y tomando el dinero de mi acompañante.

—Amigo se supone que somos los populares y por culpa de tu novia tenemos que jugar a escondidas. —Asentí dándole la razón a mi amigos, desde hace mucho que Zoe nos había prohibido jugar cosas de "ñoños" en público.

—Algún día dejará de ser superficial Seth, —este me miro con una ceja alzada y no pude evitar reírme. —Okay, quizás jamás lo sea pero por lo menos aceptara que jugamos ajedrez, cartas y damas chinas.

—Eso quizás tarde mucho en llegar.

—Pero llegará. —Chocamos los puños y nos disponemos a comer nuestra comida "basura" según mi novia.

DEY.

—Joder Sam te digo que la bruja volvió, – comente hasta los nervios, mi amiga y prima, quien se encontraba sentada por las escaleras que daban a enfermería me miro con rabia.

– No se como le hizo esa zorra, pero hay que hacer algo para que esta vez sea expulsada de una vez por todas, – asentí un tanto asustada, todos los años que Zoe me aterro; humilló y golpeó volvieron luego de creer haberlos superado.

Estoy segura que no volvería siendo un ángel con nosotras, ya que, por nuestra culpa fue suspendida y si la paliza que le dieron al directo estaba dirigida a nosotras quiere decir que algo peor se aproxima.

—¿Qué haremos ahora? —Mi amiga se levantó de donde se encontraba y miro señalando por la ventana.

—Saber los puntos débiles de los "fuertes" —hizo comillas con los dedos y mire tras la ventana a Seth y Leo salir de la habitación del conserje.

—¿Qué estaría haciendo allí?

—Quizás, ayudando a la bruja en alguno de sus planes. —Asentí aterrada y entristecida por la sola idea de pensar que mi ex mejor amigo ahora sería un secuaz de la malvada mujer a la que llama novia.

This is Me. [Guerra de Fieras] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora