Corrí hacia las escaleras para salir de la maleta. Una vez en la habitación, cogí mi varita y mi chaqueta, dispuesta a marcharme. Pero una mano me agarró el brazo.
- ¿Que pasa? ¿Dónde vas?- me miró preocupado, tan solo unos segundos atrás lo había evitado, sin querer.
- Creo que Credence está en Central Park.-
- Bien, pues vamos para allá, espérame.-
Pensé que intentaría detenerme, pero tampoco podría haber evitado que yo saliera de allí. Mientras esperaba le envié una corta carta a Tina.
Salimos corriendo del apartamento, no nos alojamos lejos del parque, pero no había tiempo que perder, así que empezamos a correr. Llegamos empapados por la lluvia que había empezado a caer. Tardamos un rato en encontrarlo y estaba todo lleno de agentes del Ministerio. Tina discutía con uno de ellos, pues no le dejaba acercarse a Credence.
- Señorita Goldstein, lamentándolo mucho no puede estar aquí le aconsejó que se marche lo antes posible.- nos acercamos a ella y le puse la mano por encima de su hombro, para apoyarla.- Señores Scamander, también va por ustedes.
- Pero debemos ayudar, somos expertos en la materia.-
- Lo siento, os he de mantener alejados.-
Se giró y se dirigió hasta donde estaba Credence. Mientras no le hiciera daño, estaría todo bien. Pero vi como intentaba agarrarlo y le ponía unas esposas. El chico se estaba poniendo muy nervioso y alertó a muchos muggles, el muy idiota no había hecho el encantamiento Repello.
Decidí actuar, corrí hacia Credence, lo separé de aquel hombre y lo llevé hacia el tren subterráneo. Para tener intimidad, hice un hechizo para destruir los muros de ambos lados de la entrada y acabó cubierto de piedras. Para evitar a los trenes cerré el acceso a la estación con mi magia. Me giré para hablar con Credence y había desaparecido, debía encontrarlo.
