Al salir del baño, me tumbé en la cama y me quedé pensativa mirando por la ventana. Las gotas de lluvia chocaban contra el cristal con brusquedad.
- Amor, amor - escuché de fondo, pero no presté atención.-
Entonces Newtt me zarandeó con fuerza y logró que volviera en mí.
- ¿Que pasa?- pregunté desorientada.
- Llevo un rato llamándote, me he asustado mucho.-
- Perdón, ¿que pasa?-
- Te decía que el tiempo está muy mal.-
- Si, no crees que es bastante raro. ¿Tendrá que ver con el obscurus?- no pude acabar.
- No digas tonterías.-
Sin hacer caso a esto último, dije:
- He estado pensando...
- Eso nunca trae nada bueno.-
Como no callaba le tiré una almohada en la cabeza y seguí pensando en voz alta.
- Tina tiene razón, somos magizoologistas, es nuestro trabajo.-
- No, no escúchame.- dijo con seriedad- nuestro trabajo es informarnos de los animales americanos, nada más.
Hagamos caso a la presidenta y dejamos a los aurores hacer su trabajo.-
- Pero no te das cuenta si hubieran hecho su trabajo bien, no habría sucedido eso, Newt han muerto 6 personas y han habido muchos heridos.
Newt se acercó a mí, me cogió las manos y mirándome a los ojos dijo:
- Cariño te entiendo, pero nosotros no podemos hacer nada.-
- Si no lo intentamos, claro que no.
- Y como lo vamos a hacer, vas a salir con esta lluvia a buscarlo.
De repente vi una sombra oscura flotando delante la ventana.
Narra Newt
No podía creer lo que había visto.
- Creo que nos a encontrado él a nosotros.- sonrió y me soltó las manos.
- No lo hagas, por favor no.- ya se había puesto la chaqueta y había cogido la varita.- Espérame.
No me quedaba más remedio que ir con ella, es demasiado cabezota. Tiene un espíritu libre y aventurero, que no cambiaría por nada, pero cómo le pase algo no se lo perdonaré jamás ni a ella ni a mí.
