Broma con el globo

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Tercer día.

- Ya eh tirado mucha ropa a la basura.- decía magnus.- Creo que mejor buscaré a alguien para que me la lave.

- Aquí hay una lavadora.- comentó Alec, Magnus entendió de inmediato, le dio una mala mirada para que no se atreviera a decirlo. Alec sonrió con malicia.- Intentemos usarla.

- No, Alexander.- dijo, salió de la habitación para ir a la cocina.- Eso si que no, ayer casi quemamos el apartamento- gritó desde lejos.- Capaz que hoy lo inundemos .

- Vamos, ¿ Que puede salir mal?- siguió.

- Ahh no se, ¿ Tal vez que el dueño venga a cobrar otro montón de dolares.?

- Solo fueron cien dolares.

- ¿Nada más?.- Alec siguió viéndolo hasta que Magnus aceptó. ¿ Por que tenía que ser tan bello?.

- Esta bien.

Llevaron toda la ropa sucia, que era muchísima, a la lavadora.

Habían instrucciones básicas de como hacerlo, pero Alec sólo llego, echo toda la ropa, le echo jabón y cloro, y así se fue.

Magnus se dio cuenta que ni siquera hizo lo de las indicaciones.

- ¡Alexander!, ¿cuánta cantidad de jabón le has echado?- preguntó enojado.

- ¿ Cuánto decía ahí?.

- Pues la mitad de esta copita.- Magnus le enseñó  un vaso en forma de copa. Se cruzó de brazos al ver la sonrisa traviesa de Alec.- ¿ Cuánto le has echado, Alexander?.

- Pueda que.... me pasé- dijo encogiéndose de hombros.

- Pareces un niño, ¿ No pudiste esperar a que yo leyera las instrucción?

- No debe tener mucha ciencia, Magnus.- dijo serio.- Mejor ve a cambiarte para irnos al parque.

Magnus negó con una pequeña sonrisa, ¿ Por que tenia que ser tan difícil enojarse con él?.

Se pusieron algo más cómodo, Perú era más caliente a lo que estaban acostumbrados a estar, así que ahí no ocupaban abrigos enormes, chamarras o pantalones calientes. Con una camisa, pantalones sencillos y tennis, estaban más que bien.

Salieron del apartamento y casi chocan con un vecino que traía muchas cajas en las manos, el joven retrocedió y dejo caer una de ellas.

- Lo siento.- dijo en español. Alec no entendía así que solo asintió. Magnus sonrió.

- ¿Necesita que te ayudemos?.- se ofreció.

El chico lo vio de pie a cabeza y se mordió el labio.

- Por favor guapo.- dijo. Aparentaba entre los veintiún y veintidós años, tenía cabello casi blanco y sus ojos eran muy oscuros. Si no estuviera perdidamente enamorado de Alec, le habría gustado ese chico, era guapo, debía aceptarlo.

Sintió el codo de Alec en su costado, se había quedado viendo mucho al vecino. Magnus junto la caja y se la puso en los brazos.

- Vamos a dejar esto en su apartamento, Alec.- le dijo en ingles, Alec iba a resongar pero vio las muchas cajas y asintió

-¿ Son nuevos?- preguntó el ojinegro.- Ahhh, por cierto, soy Sebastián

- Magnus.- logro decir, el peso de la caja que llevaba era bastante.

-¿ Magnus?- repitió.- ¿ No son ustedes los que casi queman la cocina?.

- Si.- se sonrojo, como corren los chismes.- ¿ Como te has enterado?.

Anécdotas en Perú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora